viernes, 13 de julio de 2007

summertime [ 5 ] / ¿tecnificación de la toma de decisiones en la industria editorial?

En dos de sus entradas de esta semana en Transnets —“Littérature et marchés prévisionnels” y “Marchés qui prévoient / 2”— el analista Francis Pisani aborda el tema de la utilización de estudios de mercado por parte de la industria editorial para definir de la manera más detallada posible el perfil de sus líneas editoriales y garantizar el buen funcionamiento comercial de los libros que publican, reduciendo al máximo el riesgo de la inversión. La justificación de la incorporación en la producción editorial de este tipo de prácticas —que se utilizan desde hace mucho tiempo en industrias que movilizan grandes montos de inversión como el mercado bursátil, la alimentación y el entretenimiento— sería que le dan un carácter más técnico a la toma de decisiones en un sector tradicionalmente asociado a formas de proceder caprichosas por falta de conocimiento del mercado y, por lo tanto, a inversiones arriesgadas y en general poco rentables. Dice Pisani:


'Pedirles a los matemáticos que nos guíen en nuestras elecciones literarias: el hallazgo no puede resultar más que explosivo. Es, sin embargo, lo que ha decidido hacer la gran editorial neoyorquina Simon & Schuster firmando un acuerdo con Media Predict, una empresa especializada en lo que se conoce como "mercados previsionales": una especie de bolsa en la que los participantes apuestan con dinero sobre un acontecimiento por suceder (elecciones, premios Oscar, competición deportiva, etc.). Se trata de resolver un verdadero problema económico: en términos generales el 90 % de los ingresos de las empresas de medios son generados por el 10 % de sus títulos, afirma Brent Stinski —fundador de Media Predict—. Todo porque estas empresas no saben lo que la gente quiere'.


Por más que sepamos que en los grandes grupos las decisiones dependen cada vez más de los gurús del marketing, no deja de ser raro leer estas frases refiriéndose a un sector que por ocuparse de lo que los franceses llaman “las artes del espíritu y de la imaginación” es puesto en la picota pública cada vez que se sospecha que privilegia otros criterios antes que la calidad.

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