martes, 4 de marzo de 2008

entrevista a jordi nadal, editor de plataforma editorial / "mi función consiste en hacer que un libro encuentre su camino y sus lectores"

Tras una trayectoria de veinticinco años en el mundo de la edición en la que ha pasado por Edhasa, Círculo de lectores, Plaza & Janés, Paidós y el Grupo Planeta, Jordi Nadal abrió Plataforma editorial en octubre de 2007. Este proyecto que él mismo define como amplio y coherente al mismo tiempo es el resultado de su experiencia en el sector y de su intención de conjugarla con lo que observa en su entorno. Para Nadal es fundamental que haya gente que confía y cree en esta pequeña editorial cuyo espectro, no obstante, es bastante amplio.


Martín Gómez: ¿Cuándo y por iniciativa de quién surge la idea de crear Plataforma editorial?



Jordi Nadal: Yo tenía ganas de crear una editorial porque me gusta muchísimo este sector en el que estoy desde hace veinticinco años. Toda mi vida he trabajado en el mundo del libro porque me gusta, me apetece, me recompensa, me divierte, me estimula y me hace aprender continuamente. De algún modo, cuando has empezado muy joven al cabo de veinticinco años ya has tocado todas las teclas del piano y has estado en todos los teatros posibles de manera que ya no queda otra opción que montar un proyecto propio. Además, allí es donde puedes aplicar las cosas que has aprendido y que te hace ilusión hacer.


M.G.: ¿Cuáles son las motivaciones que condujeron a la creación de la editorial?


J.N.: Las ganas de seguir pasándomela bien y de hacer cosas interesantes poniendo en contacto a los autores y sus libros con el público. Es decir, la idea de intermediar, filtrar, ordenar y proponer me resulta muy estimulante y bonita.


M.G.: ¿Cómo se definió el perfil de las distintas colecciones de Plataforma editorial?


J.N.: Las colecciones son la síntesis de un mix que tenía sentido y coherencia para estructurar y establecer una propuesta editorial plural, rica, complementaria, viva y muy dinámica. Esta síntesis es el resultado de todas las experiencias que había vivido antes. He trabajado en distintas editoriales muy distintas entre sí, de manera que mi intención era conjugar mi experiencia pasada tanto con lo que observo leyendo el periódico o fijándome en la sociedad como con aquello que me gustaría imaginar, hacer y proponer. La idea era ensamblar todas estas cosas.


Es como si le preguntas a un niño: ‘oye, ¿cómo es que estás jugando con un Lego?’ Si al niño le has dado las piezas del Lego, lo más normal es que al cabo de un rato empiece a montarlas de manera que cuantos más años lleve jugando montará construcciones más sofisticadas. Crear un catálogo coherente y con sentido también es jugar con las piezas.


Tenía clarísimo que quería hacer una colección de narrativa pero no quería hacer una sola. También quería hacer una colección de ficción de género y podría haber hecho dos o tres pero opté por la policíaca porque me pareció un buen momento para hacerlo. Para mí también estaba claro que tenía que hacer una colección de testimonio. Y también pensé que era un buen momento para abrir una colección de actualidad que abarcara libros de ensayo, de ciencias sociales y de divulgación científica. Quería evitar la pseudociencia porque me parece que hace mucho daño. Cuando veo un libro que se llama El poder secreto de los minerales me pongo muy nervioso porque a mí me interesa una ciencia que sea rigurosa y que pueda ser útil. Hacer cosas útiles y bien hechas tiene eso tan estimulante que es el éxito. Es muy estimulante ver que las cosas que haces tienen eco, que la gente te acompaña y que el proyecto empieza a entenderse.


Las colecciones van a mesas muy distintas porque es como si intentase imaginar en cuáles de ellas me gustaría ver mis libros y tuviese mi cerebro dividido en varias partes correspondientes a Círculo de lectores, a Paidós, al Grupo Planeta, a Edhasa y a Salvat. Cada parte de mi cerebro me recuerda aquello de mis trabajos anteriores que vale la pena y entonces digo ‘venga, vamos a hacerlo’.


M.G.: ¿Creen que Plataforma está llenando un hueco que han dejado en el mercado tanto los grandes grupos como las editoriales independientes que ya están posicionadas?




J.N.: Creo que en un mercado en el que hay 35.000 novedades al año sería muy pretencioso de mi parte decir que llenamos huecos. Ahora bien, lo que sí que creo es que si los libros son auténticos y buenos, si están bien pensados y si vienen bien escritos hallarán su camino. Un buen libro siempre encuentra su camino más tarde o más temprano. Hacer que un libro encuentre su camino y sus lectores es la función que asumo en mi profesión.


Los grandes son muy grandes y los chicos son más ligeros, así que creo que hay espacio más o menos para todo aunque en las librerías es donde realmente no hay espacio. Entendemos que se defiendan los libros con base en muchos factores como trabajo, conocimiento, suerte, emoción y calidad de traducción o de producción pero también de una cierta coherencia con la apuesta editorial. Y luego el mercado dirá porque quien piense que triunfa ignorando el factor suerte es un arrogante y quien crea que todo se lo debe a la suerte probablemente sea muy modesto. En fin, debe haber una mezcla de factores que influyen sobre todo en un mercado que es muy maduro. Esto no está tan mal como el mundo discográfico —que va para atrás— pero tampoco está tan bien como el de los coches de lujo o el de la telefonía móvil, que no paran de crecer.


El editorial es un sector que en euros constantes no ha crecido durante los últimos once o doce años, de manera que tendremos que gestionar muy bien un mercado maduro donde el conocimiento, el talento y la creatividad constituyen una ventaja competitiva.


M.G.: ¿En qué consiste la estrategia tanto editorial como comercial de Plataforma para alcanzar y conservar una posición propia en el mercado?




J.N.: La editorial ha encontrado su lugar rápidamente. Los primeros libros salieron en octubre de 2007 y en cuatro meses uno de nuestros primeros títulos ha llegado a la lista de los más vendidos. Se trata de Sonrisas de Bombay. En narrativa nuestro primer título es una obra tan importante como La vida ante sí, así que es una suerte conseguir que algunos libros hagan su camino, que algunos autores confíen en nosotros y que haya gente que cree en un proyecto editorial que recién empieza y que, por lo tanto, tiene cosas que demostrar. Thomas Buergenthal, por ejemplo, nos vendió los derechos de Un niño afortunado cuando la editorial ni siquiera existía. Y creo que está bien que la gente crea en este proyecto.


Intentamos ser todo lo fieles que podemos a nuestro slogan, que es “libros con autenticidad y sentido”. El sentido del trabajo, del contenido, del trato y de los libros es clave. Y la autenticidad es un intangible que se nota mucho. No lo ves, no lo tocas, no pesa y no huele pero la gente lo nota. Es como la confianza. Por eso encargamos títulos relacionados con temas como la confianza, la manipulación o la educación que están asociados a un momento social que está cambiando. Cuando habla del Sha, Kapuściński describe muy bien el punto en el que empieza a notarse el surgimiento de una revolución porque a partir de las cosas que suceden en la calle llega un momento en el que el periodista dice ‘aquí está cambiando algo’. Hay que buscar la cresta de la ola del cambio en la percepción de la gente. Igual si tenemos este olfato, cocinaremos bien porque no se puede ser cocinero si tienes estropeados el sentido del olfato y las papilas gustativas. Lo que tendríamos que ver es si estamos haciendo una cocina editorial que esté cercana a las sensibilidades de un tiempo.


M.G.: ¿Qué distingue a Plataforma de otras editoriales independientes españolas?


J.N.: Nos distingue el hecho de que dentro de las nuevas editoriales chicas somos la que tiene el espectro más amplio. No las conozco todas. ¿Cómo son los editores españoles? Yo sólo conozco a algunos pero además de tener un espectro muy amplio aquí leemos todos los libros que publicamos, que es algo que en una editorial que publica seis libros al año es bastante fácil pero en una que edita treinta es bastante difícil y en otra que hace doscientos es imposible. Creo que eso también es un factor diferencial de credibilidad. Nuestros libros van a mesas muy distintas porque el nuestro es un proyecto amplio y coherente al mismo tiempo.


Plataforma es una empresa bastante pequeña que intentará hacerse grande.


M.G.: ¿Cuál sería el balance de la experiencia de la editorial hasta ahora?


J.N.: Hemos aprendido muchísimo. De 0 a 10, si 0 es nulo y 10 lo máximo, yo diría que habiendo hecho un buen trabajo hemos sacado un 6.0. Es decir, que está bien y es más que suficiente pero no llega a notable. Por el hecho de tener un libro en la lista de los más vendidos no vas a andar por la calle con el porte de César en una marcha triunfal. Yo quiero recordar que muchas editoriales desaparecen. Claro que algunas cosas nos han salido muy bien. Cuando tengamos veinticinco títulos que funcionen tan bien como Sonrisas de Bombay, probablemente creeré que este éxito no es el resultado de una cierta buena suerte y de la intervención de algunos ángeles protectores que nos quieren cuidar. Sería muy burro si pensase que es por talento. Creo que hay un cierto conocimiento pero que el factor suerte también es muy importante. Aquí hay gente que ha querido apoyarnos muy en serio, ¿sabes?


Y estamos contratando libros muy importantes porque hay gente que quiere creer en Plataforma, lo cual es fantástico.


M.G.: ¿Podrían adelantarnos algo con respecto a los libros que está preparando en este momento Plataforma editorial?


J.N.: Publicaremos un libro muy importante titulado Il m’appelait Pikolo cuyo autor es Jean Samuel, un compañero de Primo Levi en Auschwitz. Se trata de un libro que muchas editoriales en España querían. En abril publicaremos otro libro de Alex Rovira y luego un libro de poemas de Pablo Picasso. Hace poco salió nuestra segunda novela policíaca de Friedrich Ani y acabamos de contratar la tercera. Vienen libros muy importantes y nos estamos divirtiendo muchísimo.




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