sábado, 10 de noviembre de 2007

lecturas de fin de semana [ 55 ] / los premios literarios franceses 2007 según jean françois fogel

Como es un tema que me interesa muchísimo, reproduzco una reflexión que publica en su blog el periodista francés Jean François Fogel sobre los premios literarios a partir de lo que está sucediendo en Francia en relación con la versión 2007 los premios Goncourt, Renaudot y de Flore —marcados por la polémica que ha producido el caso Amélie Nothomb—.


Premios


Cada año crece la semblanza entre los premios literarios franceses y Le Tour de France. Nadie pone en duda la existencia de Le Tour de France. Sus ciclistas invaden los televisores durante tres semanas cada verano. Es todo un espectáculo. Sudor de los participantes, gritos de los espectadores, paisajes asombros de las montañas francesas, y tremenda cobertura de los escándalos del dopaje por la prensa: no falta nada. Pero somos incapaces de recordar quien ganó. Ni por cuánto tiempo, pues se da la victoria a uno, se la quita, se nombra a otro vencedor en el invierno, en un pueblito de no sé dónde cuando ya se terminó la temporada ciclista. En el final, mucho Tour de France y poco deportes.


Pasa lo mismo con los premios literarios. Cada año tenemos más artículos, más ruido, más escándalos y, lógicamente, menos literatura. El problema, el año pasado, fue la presencia de una verdadera novela, Las benévolas de Jonathan Littell. Consiguió dos premios y creó un tremendo malestar al recordar que la lucha para conseguir galardones literarios en Francia se parece a la guerra de las Malvinas según Borges: una pelea de calvos por un peine.


Imposible no pensar en esto al descubrir en las librerías las clásicas cintas sobre la tapa de dos libros. “Premio Goncourt”, “Premio Renaudot”. El Premio Goncourt se entregó en la vuelta catorce de la votación a una novelita sobre Zelda Fitzgerald: Alamaba Song de Gilles Leroy. Y el premio Renaudot fue para Chagrin d’école de Daniel Pennac, después de diez votaciones consecutivas. Para ambos premios: rumores de todo tipo, gritos de los amigos o editores y sospechas generalizadas de maniobras tramposas.


Si une quiere entender lo vergonzoso hay que recordar que el Goncourt es para un libro muy mediocre sobre un tema agotado. El Renaudot, por su parte, es para un libro que no figuraba en la lista de las obras preseleccionadas por el jurado. Como siempre, Pierre Assouline lo explica en su blog para los que leen el francés. En alemán, hay un excelente artículo en la Frankfurter Allgemeine Zeitung que revela lo que fue la última maniobra de Michel Tournier (novelista que habla muy bien alemán y muy conectado con Alemania) para imponer al jurado del Goncourt elegir a Amélie Nothomb que tampoco figuraba en la lista pre-seleccionada. (Como ella consiguió ayer el pequeño premio del Flore se dice que es una compensación y que tampoco lo merece…).


¿Cuál será el resultado de estos premios? Ya lo conozco: yo vi personas comprando el libro de Leroy. Tal como no le fue mal al Tour de France las audiencias de televisión cuando su líder tenía que huir por la noche sin su bicicleta. Los líderes de los premios literarios son muy parecidos: no tiene que huir pero tampoco serán recordados. Muchos premios y poca literatura.

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