martes, 15 de mayo de 2007

algunos territorios por explorar

El lunes pasado mientras hacía lo que llamo ‘trabajo de campo’ para mi entrada sobre la mesa de novedades de la librería Altaïr empecé a pensar en todos los territorios que no he explorado como lector y de los que, por lo tanto, no me he ocupado en [ el ojo fisgón ]. Lo pensé justo en ese momento porque aparte de Robinson Crusoe, La Odisea, Los viajes de Gullivert y los varios libros de Ryszard Kapuściński que he leído hasta el momento, mi contacto con los libros de viajes ha sido nulo. Me acuerdo de que en una clase de la universidad teníamos que leer el Diario de a bordo, de Colón, del cual no me leí ni una sola página. La profesora y mis compañeros citaban con mucha propiedad Los viajes de Marco Polo y algunos otros libros que yo no había leído y que la verdad tampoco me interesaba leer.


En una época creía que para ser culto, para conocer a fondo la historia de la literatura y para poder lanzar afirmaciones categóricas con respecto a cualquiera de sus episodios había que leerlo todo. Incluso en unas vacaciones largas me puse a leer La Ilíada y el siguiente semestre me matriculé en un seminario malísimo e insoportable sobre esta obra cumbre de la épica en el que la profesora, que parecía sentir una especial simpatía hacia Patroclo, siempre empezaba la clase haciéndonos preguntas como cuál personaje de las tropas aqueas nos gustaría ser. ¡Hágame el favor!


Creo que ese semestre en el que, además, intenté leer El señor de los anillos fue decisivo para mí porque dejé de culparme por no sentirme a gusto leyendo algunos de los grandes clásicos de calidad es incuestionable y lectura obligatoria. Decidí entonces que si empezaba a leer algo y no me gustaba, dejaría de leerlo sin ningún remordimiento. Y decidí también que nunca hablaría mal de libros y autores que por lo menos no hubiera intentado leer.


Fue así como llegué a la conclusión de que no me gusta la épica, ni los libros de caballerías, ni la literatura infantil y juvenil, ni la mayor parte de la poesía del Barroco español, ni la beat generation ni la ciencia ficción. Y llegué también a la conclusión de que me fascinan la ficción literaria gringa —particularmente Fitzgerald, Hemingway, Faulkner, McCullers, Steinbeck, Capote, Mailer, Vidal, Cheever, Carver, Ford, Salinger, Toole, Wolfe y Delillo—, los satíricos británicos, los novelistas franceses y rusos del XIX, la Generación del 98, algunos narradores argentinos, los escritores del dream team británico y algunos postcolonialistas, casi todos los del boom latinoamericano —sobre todo Bioy Casares, Borges, Donoso, Fuentes, García Márquez, Ribeyro y Vargas Llosa—, los trágicos y los comediantes griegos, Cercantes, Shakespeare, Goëthe, Oscar Wilde, Thomas Mann, Hermann Hesse, Kafka, James Joyce, Tennessee Williams, un montón de escritores latinoamericanos posteriores al boom —como Bolaño, Germán Espinosa, Tomás González, Moreno Durán, Soriano y Volpi—, la Generación del 27 y muchos otros que se me quedan por fuera.



Por otro lado, trabajando en distintos momentos como lector de manuscritos para varias editoriales mi gusto ha cambiado un poco en la medida en que me empezaron a gustar muchísimo la novela histórica y policíaca —un género que me despertaba algo muy parecido al desprecio—.


Entre los territorios que hasta el momento no he explorado y que me gustaría abordar se encuentran el del cómic, la literatura de viajes, la narrativa de Europa del Este y la novela gráfica. Por eso espero hincarles el diente y empezar a escribir sobre ellos muy pronto en [ el ojo fisgón ].

6 comentarios:

Camilo Hoyos G. dijo...

Como siempre, categórico y directo, algo que el lector siempre agradece. Ya lo había dicho Pennac hace años, con sus mandamientos: el lector tiene derecho a no leer; el lector tiene derecho a dejar un libro empezado; el lector tiene derecho a saltarse páginas (naturalmente, para poder llegar más rápido al final). Espero con ansias la incursión "fisgona" en la literatura de viajes (tanto lo clásico como lo moderno- p.ej., un gringo que leí una vez en el numero de Granta sobre "Travel", que se llama Bill Bryson)-porque creo, y no sé si estoy siendo muy categórico acá, que el viaje es la gran metáfora de cualquier literatura. Aún más: la gran metáfora de la humanidad.

martín gómez dijo...

Cuando vi que me había puesto un comentario temí que fuera para reprocharme el desparpajo con el que reconozco no haber leído los textos del curso de Imágenes tempranas de América o mi querella contra el curso de La Ilíada de mi querida Gretel.

Es cierto que el viaje es una metáfora tremenda y que puede ser la gran metáfora de la humanidad si lo ponemos en términos de que el paso del tiempo nos mantiene en un movimiento incesante aunque nos quedemos toda la vida en un mismo lugar.

sfer dijo...

Esperamos ansiosos sus entradas sobre cómic y novela gráfica... Lástima que no coincidamos en la LIJ - una de mis grandes, aunque recientes, aficiones lectoras.

Saludos!

martín gómez dijo...

Pues te cuento que hasta ahora estoy empezando a familiarizarme 'una mica' con estos temas, que encuentro fascinantes y de los que no sé nada. Entonces me tomará un tiempo poder escribir algo al respecto. Claro, siempre se pueden adelantar cosas con primeras impresiones o con cosas que sorprenden de primerazo y así, ¿no?

sfer dijo...

Supongo que conoces los blogs de Álvaro Pons, La Cárcel de Papel (www.lacarceldepapel.com) y DDT - Diario De Tebeos (http://blogs.ep3.es/ddt/). Para mí, son la mejor manera de estar al día en el ámbito del cómic y la novela gráfica.

martín gómez dijo...

¡Excelente! Ya los tengo entre mis favoritos.

Nunca dejes de mandarme referencias, porfa.