¿quiénes son las grandes voces de la narrativa española actual?
Cuando en el artículo ‘Los venenos de la crítica’ se le pregunta en qué se destaca la crítica española frente a la del resto del mundo, el comentarista de libros Ricardo Senabre responde que “frente a otros países ganamos en la atención a obras estrictamente literarias y de diversas literaturas”. A diferencia del ámbito anglosajón, en España —y en el resto del mundo de habla hispana— los libros traducidos o de autores extranjeros hispano hablantes representan un porcentaje importante del total de libros publicados y reseñados en los medios de comunicación. Basta con ir a una librería o con hojear la sección de cultura de un diario cualquiera para constatarlo.
La respuesta de Senabre me hace preguntarme a qué se debe esta apertura del mercado español frente a lo que se publica en otros ámbitos —en algunos más que en otros, dependiendo tanto de la orientación de la editorial como del momento—: ¿al fuerte interés que le suscitan a la sociedad española las expresiones culturales provenientes de otras latitudes? ¿A la voraz curiosidad de los lectores españoles? ¿A un complejo de inferioridad de éstos frente a culturas que en este momento son más influyentes globalmente? ¿A que países como Alemania, Francia, Estados Unidos o el Reino Unido hacen valer la superioridad de su poder político y económico mediante una especie de imperialismo que se apoya en el peso de sus expresiones culturales? ¿A que lo que se escribe en España no despierta el interés del público? ¿A que lo que escriben los autores españoles no logra saciar la sed de los lectores españoles?
Sea cual sea la respuesta, pensar en todo esto me hace preguntarme quiénes son en este momento las grandes voces de la narrativa española —es decir, sus figuras más representativas—. Está claro que hay una cantidad importante de escritores que están en ese proceso de formación que consiste en buscar una voz propia. Sin embargo, cuando intento identificar a aquellos autores consolidados que en el momento actual constituyen la máxima expresión de la narrativa española me cuesta trabajo ir más allá de Enrique Vila-Matas, Javier Marías, Álvaro Pombo, Eduardo Mendoza, Luis Landero y el Muñoz Molina de hace unos años. Seguramente se me queden varios por fuera. Me pregunto si serán autores como Arturo Pérez-Reverte, Juan Marsé, Almudena Grandes o Antonio Gala.
Eso sí, estoy seguro de que de esta lista por el momento no forman parte autores cuyos libros se venden muy bien como Rosa Montero, Carlos Ruiz Zafón, Ildefonso Falcones, Maruja Torres o Lucía Extebarria —que, como Ray Loriga, a sus cuarenta y tantos se rehúsa a dejar de comportarse como un quinceañero con ínfulas de beatnik—.
5 comentarios:
Este también lo lei en literaturame.net, creo que ahi los has visto también y luego los pones aqui, verdad che?
No, no, yo tomé una cita del artículo titulado 'Los venenos de la crítica' que publicó El Cultural hace un par de semanas y planteé una reflexión en torno a ella. No sé si los de la página de la que hablas están reproduciéndolo. Ya me dirás. Si ellos encuentran útil lo que yo publico acá, pues que tomen todo lo que necesiten.
En la lista de los que no son, completamente de acuerdo. En las que lo son, sin duda, Marsé. Para mí va antes que algunos de los que has incluido entre los incuestionables. De hecho, haría una permuta: Mendoza por Marsé.
Abrazos.
Consu, justamente quería despejar mis dudas y recibir sugerencias de algunas personas que conocen mejor que yo el estado actual de la narrativa española contemporánea.
Un abrazo y saludos.
Oh, Martín, estoy segura de que tú conoces mucho mejor que yo el estado de la narrativa contemporánea en español, pero gracias por el cumplido y por tener en cuenta mi opinión.
Lo cierto es que el caso de Marsé es, a mi juicio, un tanto extraño; para mí, es uno de los mejores escritores españoles de los últimos 50 años --si bien en los diez últimos ha bajado el nivel, lo admito-- pero, por alguna razón, no ha obtenido el reconocimiento que sí se le ha dado a otros autores, quizá hasta menores a su lado (y hablo no sólo de Mendoza sino también de Vila-Matas o el Montalbán novelista, por ejemplo). ¿Será porque es un autor muy "local"? ¿No será por esa cosa de los autores catalanes que escriben en castellano? Quisiera pensar que no... En fin, reivindico a Marsé por buen escritor, por íntegro, por charnego y por haber hecho algunos de los mejores retratos de una Barcelona irrecuperable.
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