miércoles, 16 de enero de 2008

forecasting sobre las tendencias en la industria editorial para 2008 en publishers weekly

El forecasting —es decir, la práctica de hacer previsiones— es uno de esos ejercicios que obsesionan a los gringos y a la gente que se forma en las escuelas de negocios al estilo estadounidense. De hecho, esta práctica a la que se le ha querido dar status de ciencia es lo que les da de comer a muchos consultores que van de gurús y al mismo tiempo la razón de ser de muchos think tanks que cobran millones de dólares por analizar —a menudo con métodos poco sólidos— lo que ha sucedido en el pasado para anticipar tendencias que emergerán en el futuro y modelar posibles escenarios con respecto al desarrollo de éstas.



Hace poco la revista Publishers Weekly publicó un artículo titulado “15 Trends to Watch in 2008” en el que Mike Shatzkin habla de algunos de los cambios que tendrán lugar en la industria editorial en este año que comienza. Las previsiones de Shatzkin tienen que ver con aspectos tan diversos como la penetración del e-book, las cartas que jugarán los grandes desarrolladores de tecnología y proveedores de contenido implicados en este negocio, la relevancia que cobrará públicamente la figura del autor, la compra por parte de las editoriales de sitios Web especializados para obtener contenidos y alcanzar ciertos nichos de la audiencia, el auge de la venta de libros hechos a la medida del comprador gracias a la impresión bajo demanda, la evolución de la competencia entre las grandes cadenas de librerías, el replanteamiento de la estrategia de publicación de ediciones rústicas y de bolsillo, la consolidación del sector de los agentes literarios y el crecimiento de la utilización de Internet como canal promocional por parte de las editoriales.


La verdad es que más allá de la identificación de ciertos temas críticos, en las previsiones de Shatzkin no encuentro nada verdaderamente revelador o que el sentido común de una persona con acceso a buena información no pueda deducir.


Aunque el forecasting me parece un ejercicio interesante sobre todo porque presupone estar bien informado, contar con herramientas de análisis y saber interpretar la información que se tiene, siempre me ha producido desconfianza porque está claro que también es una manera de sondear el clima de opinión con respecto a ciertas ideas o iniciativas que no se tiene del todo claro cómo van a ser recibidas y de dirigir la atención de la gente hacia temas que se consideran prioritarios para introducirlos en las agendas públicas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Prospectivas, llaman a esto. (Por si no dabas con la palabra exacta :-) )

Lo que venimos haciendo muchos, vaya, pero sin más interés que el personal, como bien apuntas.

martín gómez dijo...

¡Ay, Silvia, gracias por la aclaración terminológica!

Mi crítica va dirigida hacia los gurús que se forran vendiendo humo. Y bueno, creo que es sano que ésta práctica sea cuestionada tanto por la audiencia como por los prescriptores de opinión.

Un abrazo.
Martín.

Anónimo dijo...

HOLA, HOY ESTOY CONOCIENDO ESTE BLOG, ESTÁ MUY BUENO. TE FELICITO.
QUERÍA PREGUNTA POR LA FIGURA DEL "AGENTE LITERARIO", NUNCA LO HABÍA ESCUCHADO Y JUSTAMENTE, QUIERO MÁS INFORMACIÓN ACERCA DE ¿EN QUÉ NUEVOS "SERVICIOS" HAY QUE ENFORCARSE PARA DECIR QUE SE ESTÁ INFORMADO EN EL ÁREA EDITORIAL? ESTOY EN PROCESO EXPLORATORIO DE LA INDUSTRIA EDITORIAL.

martín gómez dijo...

Marimar, gracias por tu comentario y por las felicitaciones.

Para introducirte al tema de los agentes literarios te recomiendo dos entrevistas:

- la que le hice al agente argentino Guillermo Schavelzon
- la que le hicieron al agente Andrew Wylie, que es todo un mito por lo salvajes que son sus estrategias de captación de autores

Un saludo.
Martín.