martes, 20 de febrero de 2007

desde los márgenes de occidente

Actualmente algunas editoriales españolas parecen estar explotando al máximo el filón de los escritores no occidentales —sobre todo de Europa del Este, de la India y de Japón—, al cual hasta hace poco le habían apostado muy tímidamente. Fenómenos como la descolonización, la globalización, la integración europea, la inmigración y la emergencia de nuevos polos de desarrollo en sectores específicos en los que empiezan a perfilarse potencias alternativas que hacen tambalear la hegemonía del primer mundo han hecho que lo que conocemos como ‘Occidente’ vuelva la mirada hacia algunas de esas culturas que históricamente ha considerado periféricas y atrasadas. Por lo menos en el mercado editorial español, desde hace varios años se ve la intención de algunos editores de sensibilizar al público frente a una serie de expresiones literarias a las que hasta el momento no se les había prestado mayor atención y que, por lo tanto, estaban casi totalmente fuera del alcance de los lectores en lengua española. Tal vez el caso más sobresaliente es el de la editorial Acantilado, que durante los últimos años le ha apostado a traducir diversas obras de un gran número de autores fundamentales de Europa del Este presentadas en impecables ediciones.

El resultado de esta sensibilización de los editores, de la crítica y de los lectores es una curiosidad y una fascinación crecientes por autores cuyo denominador común es que provienen de los márgenes y de la periferia de Occidente. Este es el caso de escritores como Imre Kertesz, Yasunari Kawabata, Andrzej Stasiuk, Danilo Kis, Pankaj Mishra, Yuri Andrujovich, Petr Ginz, Dubravka Ugresic, Sándor Márai o Liudmila Ulítskaya. En algunos casos como el del recién fallecido Ryszard Kapuściński, el de la india Arundhati Roy, el del premio Nobel turco Orhan Pamuk o el del japonés Haruki Murakami la fascinación inicial se ve reflejada en la euforia del éxito editorial.


El auge de lo exótico


Desde el punto de vista cultural la sensibilización hacia tradiciones distintas de la occidental puede significar tanto una apertura del horizonte de intereses de algunos sectores sociales como una respuesta frente a la necesidad de darle visibilidad a lo exótico no sólo para reafirmar la identidad propia, sino también para convertirlo en una mercancía cuya función —como la de cualquier otra— consiste en generar beneficios económicos. Podríamos decir incluso que en el caso de autores de origen no occidental que, sin embargo, se han formado en la tradición cultural de Occidente, lo exótico no es más que un argumento de venta mentiroso que a fin de cuentas termina opacando las tensiones que surgen en la obra de un autor cuando éste intenta asimilar influencias tan diversas.

En términos estrictamente literarios, la posibilidad de acceder a la obra de algunos autores pertenecientes a otras tradiciones le permite al lector ampliar sus referentes y, por lo tanto, descubrir nuevas maneras de abordar la narración, ritmos narrativos distintos de aquellos a los que está acostumbrado y nuevas formas de tratar los temas de siempre.

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