lunes, 11 de junio de 2007

mis libros entrañables

Hace unos días estaba leyendo El perfeccionista en la cocina, de Julian Barnes, que me tenía enganchado desde que lo había empezado dos días antes durante una madrugada de insomnio. Hacía un buen rato que había pasado la medianoche y aunque al día siguiente tenía que levantarme temprano para ir a trabajar, no era capaz de parar de leer. Al darme cuenta de que había llegado al final del penúltimo texto, hacia las 2.30 a.m. empecé a sentir la angustia de que mi libro se me iba a acabar.


En ese momento decidí irme a dormir y dejar el último texto para el día siguiente pero tardé alrededor de una hora en conciliar el sueño porque empecé a pensar en esos libros que me enganchan desde la primera página y que no puedo soltar, que cuando me pongo a hacer otra cosa me producen la sensación de que estoy perdiendo el tiempo porque sólo leyéndolos me siento pleno y seguro, que a medida que me precipito hacia el final me despiertan una tristeza creciente porque sé que dentro muy poco van a acabarse y que al final, cuando los cierro, me dejan en una soledad profundísima en la que sólo hay silencio. Esos mismos libros que dejan en mí una huella profunda, que recuerdo con tanto cariño y que después me hacen sentir envidia de mí mismo cuando estaba leyéndolos.


La mujer que se estrellaba contra las puertas, Bartleby, el escribiente, Los detectives salvajes, Desayuno en Tiffany’s, Papa Goriot, La conjura de los necios, Agosto, El Sha, El Gran Gatsby, Crónica de una muerte anunciada, Fiesta, Leviatán, El guardián entre el centeno, Santo oficio de la memoria, Primero estaba el mar, Vinieron como golondrinas, Sostiene Pereira, El Dr. Jekyll y Mr. Hyde, El secreto de Joe Gould, Conversación en la catedral, El olvido que seremos y tal vez dos o tres novelas más. Salvo El olvido que seremos, El secreto de Joe Gould y El Sha, me he referido solamente a novelas porque sobre los libros de cuentos o de textos cortos es mucho más fácil volver cada vez que uno tenga un ratito libre. Por eso otros libros tan importantes para mí como Un árbol de noche, Prosas apátridas, Nueve cuentos, Los cachorros, Ficciones, No Heroics, please, La señora del perrito y otros cuentos, Música para camaleones, los cuentos completos de Onetti y de Ribeyro, la obra periodística de García Márquez, Hombres y engranajes e incluso El perfeccionista en la cocina merecen ser mencionados aparte.




Creo que podría clasificar los libros que he leído de la siguiente manera:


- Libros obligatorios (categoría desaparecida cuando acabé la universidad)

- Libros que me aburrieron

- Libros que están bien

- Libros que me gustan (que de golpe me gustaría releer)

- Libros entrañables (que seguramente releeré)


Justamente a esta última categoría pertenecen los libros de los que he hablado —aquellos que con echar un vistazo a mi biblioteca para constatar que están ahí me dan seguridad—.

No hay comentarios.: