martes, 30 de octubre de 2007

littell, ¿un escritor antimediático?

La intención de manejar un bajo perfil es un rasgo que ha caracterizado a Jonathan Littell desde que se ganó el Prix Goncourt con su novela Les Bienveillantes —recién publicada por RBA en español como Las benévolas—. Desde el momento mismo en que se rehúsa a ir a la gala de entrega del premio Littell decide no ser un escritor mediático, lo cual es poco usual hoy en día y significa sustraerse de la espectacularización del ámbito de lo literario —un tema al que ya me referí cuando hablé del fenómeno Michel Houellebecq y del lanzamiento del libro de Yasmina Reza sobre Nicolas Sarkozy—.


El remate de la entrevista publicada el sábado pasado en Babelia ilustra la actitud de Littell:


P. ¿Se siente un miembro de ese club de Bartlebys que fundó Enrique Vila-Matas?


R. Bartleby el escribiente es un libro que me fascina. Ese personaje que no dejaba de decir que preferiría no hacerlo, en cierto modo, fue mi actitud con el Goncourt, que pasaran de mí.


P. ¿En qué anda metido ahora?


R. Pues en nada. Apenas tengo tiempo para concentrarme en cosas serias con todo esto.


P. Pero, ¿escribe?


R. No.


P. ¿No quiere escribir otra novela?


R. Ya veremos. Me paso la vida en cosas que me vienen de este maldito libro, estoy harto.


P. ¿Maldito libro? ¿Ya lo odia?


R. No, haberlo escrito, no. Pero todo esto. Repetir esta entrevista 30 o 40 veces...


P. No da muchas.


R. Demasiadas para las que yo concedería. No le veo sentido a no ser que surjan cosas nuevas. Hay que hacerlo, es parte de su trabajo también, deben vender periódicos, es puro comercialismo, no tiene nada que ver con otra cosa. He hecho algunas entrevistas interesantes en las que han surgido algunos elementos nuevos y entonces valen.


P. ¿En ésta ha dicho algo nuevo?


R. No.


P. Pues añádalo.


R. No tengo más que añadir. -


Con su decisión de no ser un escritor mediático Littell parece hacer lo mínimo para contribuir a la promoción de su novela, que es un proceso que requiere que el autor conceda entrevistas en todos los medios, que vaya a firmar ejemplares de su obra en las librerías y que se muestre simpático e ingenioso con todo el mundo. Sin embargo, el revuelo que se produjo en los medios tras la salida de Les Bienveillantes, la buena acogida que ésta tuvo entre la crítica, los premios que recibió y el número de ejemplares vendidos constituyen en sí mismos argumentos de venta de la novela y dan pie para que su aparición dé de qué hablar. Estos argumentos sumados a una buena distribución y a una buena ubicación del libro en punto de venta contribuyen a contrarrestar el daño que le pueden hacer a la promoción de la obra la intención de su autor de manejar un bajo perfil y el fastidio que éste manifiesta hacia los medios de comunicación.

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