los libros que me traje de bogotá
Hace ya una semana larga que regresé a Barcelona y todavía no he sacado el tiempo para desempacar mi maleta —menos mal mi mamá no lee [ el ojo fisgón ] porque si lo hiciera esta entrada me haría merecedor de una cantinela que no vean—. Quiero hacerlo tranquilamente y tomarme mi tiempo pero siempre hay algo más importante o menos aburrido. La verdad es que he ido sacando las cosas a medida que he ido necesitándolas.
No había querido sacar los libros que me traje para no tener que pensar dónde ponerlos pero hoy decidí hacerlo —aunque todavía el problema sigue sin resolver—.
Como quería traer una sola maleta, la lista de libros que me traje sufrió cambios de última hora debido a caprichos repentinos, a compras inesperadas y al tráfico de encargos de amigos, conocidos y extraños.
Al final terminé incluyendo en mi equipaje un par de títulos de la colección Libros sobre libros que estaban a muy buen precio en la librería del Fondo de Cultura Económica, un ejemplar de El enterrador que David Roa —el librero de allí, que es un crack— encargó al almacén de Santillana y consiguió hacerme llegar a tiempo, dos libros de Tragaluz —el cuaderno de notas de Débora Arango y los poemas de Eduardo Escobar—, Un día más con vida, El viaje vertical, La industria del libro y dos de los libros que compré el día antes de venirme en los saldos de
Como tenía que dar de baja algunos libros, sacrifiqué los que no era esencial traerme o bien porque no iba a leerlos pronto o bien porque podía conseguirlos aquí fácilmente: El hombre que fue jueves, De ratones y hombres, Entre paréntesis, El obsceno pájaro de la noche y Una historia de la lectura.
La maleta cerrada
La maleta abierta
Las bolsas
Los libros (1)
Los libros (2)