jueves, 9 de octubre de 2008

destino bogotá [ 11 ] / los libros que me llevo a barcelona

En septiembre de 2004 me fui a estudiar a Francia pero tenía planeado hacerlo desde hacía un par de años. Cada vez que se me pasaba por la cabeza la idea de que un día me iría de Bogotá no podía evitar pensar en los libros que me llevaría conmigo —¿cuáles y cuántos serían? ¿Cómo los escogería? ¿Y si me equivocaba en la elección?— y en la suerte que correrían los que se quedaran en la casa de mis papás. Y me daba una angustia horrible. Echarle un vistazo rápido a mi biblioteca y constatar que ciertos libros estaban ahí siempre fue una fuente irrefutable de seguridad.


Pasé horas enteras haciendo listados mentales en los que se acumulaban cantidades de libros que consideraba imprescindibles pero que juntos duplicaban el peso que podía llevar conmigo; pensé llevarme sólo unos pocos libros fundamentales y empacar en cajas los que se quedaran para evitar que mis hermanos o algún visitante cleptómano me los birlaran; consideré la posibilidad de repartir temporalmente mis libros entre amigos cercanos que sabrían valorarlos. En fin, antes de irme a dormir y durante las horas muertas que pasé encerrado en el tráfico bogotano mientras iba de la casa al trabajo y del trabajo a la casa esbocé muchos planes que nunca realicé.


Al final decidí llevarme solamente tres libros que me acompañarían durante mis primeras semanas en Francia. No me llevé conmigo ninguno imprescindible o fundamental. Cogí tres libros que me producían curiosidad y a los cuales no me sentía apegado:


- American Psycho, de Bret Easton Ellis —un fiasco total, como casi todos los libros de culto que he leído—.


- Experimentos con la verdad, de Paul Auster —junto con Leviatán y La invención de la soledad, es lo único que he leído de Auster por lo que me le quito el sombrero—.


- The Buenos Aires Affair, de Manuel Puig —una lectura delirante. Puig en su máxima expresión—.


Escoger tres libros que no significaban nada para mí y dejar todos los demás en su lugar presupuso un gesto de desapego del que nunca me creí capaz —al fin y al cabo en principio sólo me iría por un año—. Luego en Lille no pude resistir la tentación y me compré las traducciones al francés de Fires y de No Heroics, Please, de Raymond Carver —que entonces fueron la mejor de todas las compañías posibles y que inmediatamente se me convirtieron en libros imprescindibles—.


Una tormenta de verano en 2005 me obligó a un segundo gesto de desapego porque el sótano en el estaban guardados todos estos libros y algunos otros que me habían regalado se inundó.


***


Ahora que se acerca mi regreso a Barcelona y que tengo la certeza de que por lo menos en el mediano plazo mi lugar está allá he decidido llevarme algunos libros que me hace falta tener cerca o que me muero de ganas por leer. No he tenido que pensármelo para escogerlos —como se puede ver, ando en ánimo muy Fitzgerald y Salinger—.













Así pues, me llevo los siguientes libros:


- Cuentos completos, de Julio Ramón Ribeyro.


- Cuentos completos, de Juan Carlos Onetti.


- Entre paréntesis, de Roberto Bolaño.


- El obsceno pájaro de la noche, de José Donoso.


- Zoetrope. All Story, de autores varios (Francis Ford Coppola, editor).


- El guardián entre el centeno y Nueve cuentos, de J. D. Salinger.


- The Great Gatsby, El último magnate y El Crack-Up, de Scott Fitzgerald.


- De ratones y hombres, de John Steinbeck.


- El hombre que fue Jueves, de G. K. Chesterton.

14 comentarios:

Lucía Elisa dijo...

Hola me llamo elisa, te dejo un comentario ya que me encanto ver en las fotografías "cuentos completos" de onetti,pertenecemos a la misma patria
si quieres pasa por mi blog,
un beso
elisa

martín gómez dijo...

¡Elisa, Onetti es lo máximo!

Mil gracias por tu comentario. Espero que te sigas pasando por aquí y que de cuando en cuando encuentres info valiosa.

Me miro tu blog ya mismo.
Seguimos...
Martín.

Anónimo dijo...

Me gustaría mucho que se llevara un librito de cuentos de Francisco Tario que se llama "Algunas noches, algunos fantasmas" (Fondo de Cultura Económica); creo que podría ser una buena compañía para usted. Además es diminuto, no le va a estorbar.

José Francisco Mafla dijo...

Martin. Buena idea. Aprovechá y traes el de Botero y los de política en Francia!!

Aunque me imagino que poco es de tu interés hoy en día, tengo "las venas abiertas" muy listas para devolver y en perfecto estado.

Un abrazo chaval.

Camilo Jiménez dijo...

¡Sí, sí, Ribeyro! ¡Sí, sí, Onetti! ¡No, no, Donoso!

martín gómez dijo...

Respuesta para Jose:

¡Pero qué cosas dices, mi hermano! Herejías, herejías...

martín gómez dijo...

Respuesta para el anónimo que ofrece el libro de Francisco Tario:

Me encantaría llevármelo. ¿Qué tengo que hacer para conseguirlo?

Espero respuesta.
Saludos.
Martín.

martín gómez dijo...

Respuesta para Camilo:

Será mi primera vez con Donoso...

stefan pohl valero dijo...

Chesterton... la descripción de sus atardeceres, y de aquel árbol que parece más que un árbol... ese libro se me quedó en Barcelona, tal vez lo recupere.

Camilo Jiménez dijo...

Mentiras, Martín, exageré un poco: vale la pena, por cultura general. También "Este domingo", pa qué. Pero es el más deslucido de los que te llevas, eso sí. Me entraron ganas de releer a Chesterton.

martín gómez dijo...

No hay nada más que decir, profesor Pohl Valero. ¡A por Chesterton!

martín gómez dijo...

Vamos a ver con qué nos sale Donoso. Desde hace un buen tiempo le tengo unas ganas tremendas a El obsceno pájaro de la noche. Me encanta el título y según algo que oí alguna vez el argumento me llama mucho la atención.

Y bueno, también será mi primera vez con Chesterton...

Ya veremos.

Roberto Angulo dijo...

martin, chesterton!
vas a perder la virginidad ahora sí.

martín gómez dijo...

Ya le contaré cómo me va con ese man. Voy a llegarle pronto...