martes, 19 de junio de 2007

entrevista a pere sureda, director de la editorial belacqva / “queremos mirar a otras orillas y publicar a autores que vengan de culturas diferentes"

Con la transformación de su colección ‘La otra orilla’ en un sello editorial autónomo y con el lanzamiento de un sello de bolsillo en septiembre próximo, el Grupo Editorial Norma le da un giro importante a su rama editorial —a la cual pertenece Belacqva, al igual que Parramón y Granica—. La publicación de la obra completa de William Styron, de un par de novelas del nigeriano Ben Okri y de algunos libros de Rubem Fonseca que no se han editado en España son algunas de las sorpresas que tiene esta editorial que en año y medio se ha anotado en su cuenta varios éxitos al publicar algunos títulos de gran calidad literaria que han tenido un excelente rendimiento en ventas como Siete cuentos fronterizos, Primera nieve en el monte Fuji y Ciudades de sal.


Martín Gómez: ¿Cómo definiría usted Belacqva?


Pere Sureda: Belacqva es una empresa editorial que está ligada por lazos familiares con el Grupo Editorial Norma, cuya sede está en Cali (Colombia) y que desde hace dos años ha vivido un proceso de reorganización en sus líneas editoriales. Es una editorial pequeña que trabaja fundamentalmente en cuatro líneas con la voluntad de ofrecer a los lectores títulos con unos altos estándares de calidad tanto en la selección de los textos como en la edición de los libros —que es bastante cuidadosa—. En definitiva, la voluntad de Belacqva es hacer de intermediario entre el autor y el lector de la manera más eficaz y rentable para la editorial.


M.G.: ¿Cuándo se funda la editorial Belacqva y en qué momento es adquirida por el Grupo Editorial Norma?


P.S.: El Grupo Editorial Norma compra Belacqva en 2003 y la editorial se refunda en agosto de 2005. Por cuestiones de desacuerdos con la línea editorial, el anterior accionista se desvincula de Belacqva en mayo de 2005 y yo me incorporo en agosto de ese mismo año. La editorial se refunda de una manera más acorde con todas las líneas editoriales del Grupo Editorial Norma, tomando fundamentalmente cuatro de ellas: de novela histórica, de ensayo histórico, de ensayo ecléctico —que va desde lo literario hasta lo político— y, finalmente, la colección ‘La otra orilla’ que desde principios de junio se ha convertido en un sello editorial autónomo. ‘La otra orilla’ se desgaja como colección de Belacqva y empieza a ser un sello con identidad propia que funciona autónomamente de Belacqva y del Grupo Editorial Norma tanto en España como en América Latina, donde agrupa a autores de ficción tanto hispanos como extranjeros con voluntad de calidad literaria.


M.G.: ¿Cómo se definió el perfil de las distintas colecciones de Belacqva?


P.S.: A partir de las publicaciones que ya tenía el Grupo Editorial Norma, que trabaja desde hace más de cuarenta años en América Latina. Vimos el tipo de libros y de colecciones que Norma tenía allí para establecer cuáles de ellas no estaban implantadas en España. Hicimos un análisis del mercado español en términos de aspectos como autores, librerías, agentes literarios y suplementos. Al final llegamos a la conclusión de que las cuatro líneas importantes que valía la pena lanzar como nuevo proyecto editorial eran las que mencioné hace un momento.


M.G.: ¿Bajo cuáles criterios editoriales se eligen los libros que publica Belacqva?


P.S.: Bajo los criterios subjetivos de un lector impenitente. Llevo en el sector editorial 35 años, durante los que he trabajado en diferentes áreas al margen de las cuales siempre he sido un buen lector. Los libros se eligen bajo el criterio subjetivo de un lector que quiere aportar calidad al hacer de transmisor entre determinados autores y determinados lectores. Esto implica no sólo estar al tanto de las corrientes de los distintos mercados en los que nos movemos como el anglosajón, el árabe o el asiático, sino también saber qué corrientes literarias, historiadores o ensayistas están marcando la pauta en el mercado editorial a nivel mundial.


M.G.: ¿Hasta el momento cuál ha sido el resultado de la apuesta que ha hecho Belacqva al introducir al mercado español a autores latinoamericanos poco conocidos aquí como Tomás González y Guillermo Arriaga?


P.S.: El resultado de la introducción de estos autores ha sido una gran satisfacción para el editor porque los había leído y nunca los había visto publicados en España. A nivel de crítica estamos medianamente contentos pero todavía no tenemos el reconocimiento que nos gustaría tener. Como prácticamente sólo tenemos un año y medio de vida, debemos ganarnos la credibilidad y el crédito tanto de los lectores como de los críticos. Creo que en este campo aún nos queda mucho camino por andar, que todavía tenemos muchos libros más por vender y que deben seguir aflorando muchas más críticas que las que nos han dedicado hasta el momento. Vamos por el buen camino pero aún nos falta muchísimo.




M.G.: ¿De dónde surge el interés por autores de origen no occidental —como Huda Barakat, Chi Li, Yasunari Kawabata y Georges Moustaki—, algunos de los cuales tras formarse en Occidente han establecido un puente entre éste y su cultura natal?


P.S.: Miramos un poco el mercado y vemos que las editoriales a las cuales nos gustaría parecernos conceptualmente ponen mucho más énfasis en los autores anglosajones y occidentales en el sentido estricto de la palabra —sobre todo en los franceses e italianos—. Vemos que por diversos motivos que no conozco no han puesto tanto hincapié en autores que, al margen de la lengua en la que se expresen, vengan de culturas diferentes. Hay varios casos como el de Abderrahmán Munif con la pentalogía Ciudades de sal —que es un clásico de las letras árabes—, la libanesa Huda Barakat y la china Chi Li. Kawabata es distinto porque en este caso Belacqva no ha descubierto a nadie. Simplemente encontramos un manuscrito de un premio Nobel que curiosamente permanecía inédito en español porque su editor habitual no lo había publicado. Entonces lo trajimos a España. Pensamos que en lo que sería el área de traducciones es importante estar al tanto de la vanguardia pero también queremos mirar a otras orillas, trayendo a estos autores que en el pasado no han estado presentes en nuestro mercado y que me gustaría que en el futuro tuvieran una presencia mayor y más constante en él.


M.G.: ¿Hasta el momento cómo ha sido la acogida de la colección ‘Documentos’ en la que Belacqva ha publicado a autores como Sigmund Freud, Primo Levi, Stendhal y Nathaniel Hawthorne?


P.S.: Buena aunque hemos tenido un mejor apoyo de la crítica que de las ventas. Estamos sembrando y empezando a mostrar lo que será la arquitectura de un pequeño árbol. Tenemos la suerte de que en casi todas las colecciones hay uno o dos libros que han tenido el éxito suficiente para ir manteniendo el equilibrio. Todos estos libros han sido bien vistos por la crítica aunque quizás no tan vendidos y, en general, han tenido una muy buena recepción. Los libreros han hablado muy bien de ellos. Pero, por ejemplo, otro título de la misma colección que se llama Viaje por las mentiras de la Historia Universal —que es un libro de divulgación sobre las mentiras de la historia— ha tenido una crítica muy buena pero, además, ya va por la sexta edición y lleva más de 15000 ejemplares vendidos. Es un libro de más amplio espectro y más divulgativo. Ese tipo de libros que también es tan necesario nos permite arriesgarnos en apuestas un poco más difíciles como la de traducir ochocientas páginas de la biografía de Primo Levi. Nos parece esencial que esa biografía se traduzca y, por lo tanto, intentamos buscar el equilibrio.


M.G.: ¿Cree usted que Belacqva está llenando un hueco que han dejado en el mercado tanto los grandes grupos como las editoriales independientes que ya están posicionadas?


P.S.: Creo que más que llenar el hueco está contribuyendo a que el hueco de la calidad en el que están Belacqva y otras editoriales vaya teniendo más peso y vaya creciendo más en las librerías. Creo que más que cubrir un hueco estamos sumando al gran hueco de la calidad que hay actualmente en el mercado.


M.G.: ¿En qué consiste la estrategia tanto editorial como comercial de Belacqva para alcanzar y conservar una posición propia en el mercado?


P.S.: Esto es difícil en un mercado tan saturado como el que vemos hoy en día porque reflexionando un poco te das cuenta de que es cierto eso de que permanecer una semana en la mesa de novedades equivale casi a alcanzar la inmortalidad. Es un poco pretencioso decir que podemos diferenciarnos de nuestra competencia. Creo que es difícil que nos diferenciemos y realmente soy mucho más sincero en la medida en que más que diferenciarme, preferiría parecerme a otros sellos editoriales cuyos propietarios o editores en este momento ya tienen más de setenta años para poder tomar el relevo cuando éstos vendan o dejen la editorial. Yo quisiera que cuando fuéramos mayores pudiéramos tomar el relevo de determinados editores que a finales de los setenta y principios de los ochenta han cambiado el panorama tanto de la literatura como del ensayo de calidad en este país.


M.G.: ¿Qué distingue a Belacqva de otras editoriales independientes españolas?


P.S.: Que está apoyada por el Grupo Editorial Norma. Esto quiere decir que detrás suyo hay una cultura de cuarenta años de entender la edición en términos de calidad. Que tiene detrás a un grupo como Carvajal, que tiene paciencia, que es un proyecto que está planteado a mediano y largo plazo, que no vamos a variar el rumbo porque las cosas no nos vayan bien, que tenemos fe en que hacemos nuestro trabajo bien y con convicción y que pensamos que sembrando poco a poco al final terminaremos recogiendo una buena cosecha.


M.G.: ¿Cuál sería su balance de la experiencia de la editorial hasta ahora?


P.S.: El primer año fue muy complicado porque cambiamos el catálogo y creamos nuevas colecciones. Además, debimos convencer al mercado de que la marca Belacqva, que tenía unas connotaciones determinadas, tenía posibilidades de existir con un proyecto diferenciado del anterior y propio. 2006 fue un año muy duro. Pero también hemos tenido la suerte de que a principios de 2007 hemos publicado Siete cuentos fronterizos, de Georges Moustaki, cuya reimpresión nos ha ayudado a crear más confianza en los distribuidores, en los libreros, en la crítica y en los lectores. Esto hace que los libros permanezcan más tiempo en las librerías, con lo cual tienen más oportunidades de venta y los lectores van conociendo más este mundo nuestro. Por lo tanto, estoy gratamente sorprendido por este principio de año aunque ahí queda mucha tela que cortar para acabar el año. Esperamos acabar bien 2007 con algunos libros importantes que vamos a sacar de aquí a final del año. Creo que vamos por el buen camino pero queda mucho porque éste es un mercado muy complicado.


M.G.: ¿Podría adelantarnos algo con respecto a los libros que está preparando en este momento Belacqva?


P.S.: Acabamos de sacar una novela de un clásico contemporáneo que murió en noviembre del año pasado y que está inmerecidamente olvidado a pesar de ser un maestro de la literatura. Se trata de La decisión de Sophie, de William Styron. Con este libro retomaremos la obra de Styron y la publicaremos completa en España. En el sello La otra orilla también publicaremos la última novela del escritor nigeriano Ben Okri, cuyo título es Starbook. Además, de Ben Okri vamos a recuperar el Booker Prize titulado El camino hambriento y vamos a traducir su continuación, Songs of Enchantment. También seguiremos publicando a autores colombianos. Acabamos de firmar el contrato de la continuación de Ursúa, la primera novela de William Ospina, y vamos a publicar en España su libro de ensayos Las auroras de sangre y su poesía completa. Tenemos buenas sorpresas editoriales dentro de la modestia de una editorial que no publica más de cincuenta títulos al año.


En el mes de septiembre sacaremos una colección de bolsillo porque queremos entrar en este mercado. Produciremos libros con calidad teniendo en cuenta que el mercado de bolsillo tiene unas normas relacionadas con el precio y el formato. Trabajaremos con precios de entre cinco y doce euros en los formatos estándares de bolsillo pero haremos libros con solapas, con calidad y con la voluntad de llegar a las librerías y al público más amplio posible. Nuestra colección de bolsillo saldrá en septiembre con ocho títulos y con seis tanto en octubre como en noviembre —es decir, con veinte títulos en lo que queda del año para hacer un poco de despliegue y dar a conocer el nuevo sello editorial—.


También seguiremos publicando las otras líneas tradicionales de Belacqva —‘Novela histórica’, ‘El ojo de la historia’ y la colección ‘Documentos’— y tanto en España como en Latinoamérica le daremos más fuerza y más personalidad al sello La otra orilla.


M.G.: ¿Podría mencionarnos algunos autores y/o libros que le gustaría incluir en el catálogo de Belacqva?


P.S.: Bueno, la respuesta es muy obvia. Son los autores con los que he crecido. Acabamos de contratar ¡Absalón, Absalón!, de William Faulkner, y la publicaremos el año que viene. Me gustaría seguir publicando a Dickens, a Mark Twain, a Jack London, a Stevenson, a Joyce, a Kerouac, a Capote y a muchos otros autores con los que me he criado. La mayoría de ellos ya están publicados. Pero si no los puedo publicar a ellos, me gustaría por lo menos publicar a sus hijos y a sus nietos. Es decir, a Faulkner, a Thomas Wolfe, a Hemingway y a muchos otros que han dejado huella en España, en América Latina y en el resto del mundo.


Me encantaría publicar a Coetzee, lo cual hoy es inviable aunque no lo sabemos si lo será dentro de diez años. Me gustaría publicar a Kapuściński, que ha muerto. Quizás aún haya un manuscrito suyo inédito y yo tenga la suerte de encontrarlo. Quiero publicar libros que tengan la virtud de aportar una nueva mirada tanto en ficción como en no ficción, de hacer reflexionar y de abrirle pequeñas ventanitas a la gente para que ésta tenga una nueva mirada sobre el mundo. En definitiva leer es viajar a otros mundos. Para mí es un placer ver a una persona que encuentra en una librería un libro de Belacqva o de la editorial que sea.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Personalmente, encuentro muy cargante la actitud de los editores en las entrevistas, siempre con esta dignidad intelectual, dando una imagen de auténticos motores y almas de la cultura.
El señor Sureda no cuenta cómo exigen desde sus editoriales que un original esté traducido y listo para imprimir en unos plazos inimaginables e inasumibles y a unas tarifas que en cualquier otro país se considerarían un insulto.
No tienen reparos en exigir la traducción en un mes de un libro de un autor de prestigio, por una tarifa inferior a la de mercado (que no es alta). El resultado: sólo traductores principiantes o mediocres aceptarán dicha tarifa; de éstos, sólo los que no estén trabajando en ese momento podrán aceptar el encargo (con estos plazos se trabaja de un día para otro: "tengo este trabajo, tendrías que ponerte mañana"); y de éstos, sólo los desesperados aceptarán hacerlo en ese plazo.
El resultado es una traducción hecha deprisa y sin cariño (para lo que pagan...), pero es que además resulta que estos editores a la moderna, para recortar gastos, prescinden de la corrección de estilo, y sólo están dispuestos a pagar una corrección tipográfica (cuando antes se hacían dos tipográficas paralelas, aparte de la de estilo, tras una traducción en condiciones)...
Eso sí, luego, en las entrevistas y cócteles se muestran todos muy dignos, en plan "bueno, ahora mismo tengo entre manos un Primo Levi y estoy siguiendo con mucho interés unos nuevos autores norteamericanos muy interesantes, etcétera".
La verdad es que no respetan para nada a los autores (es muy divertido leer en paralelo el libro en lengua original y el producto que venden estos editores), pero sobre todo se pasan por el arco de triunfo el respeto a los lectores.

(Soy traductora y sé muy bien de lo que hablo, entre otras cosas porque me he visto en la obligación de ganarme la vida en otro sector con menos cara dura que el editorial.)

martín gómez dijo...

Me dejas frío con lo que me dices. En todo caso me sorprende pero no me extraña que la situación sea como la describes.

Te hago una pregunta: ¿pasa lo mismo en todas las editoriales?

Si prefieres responderme a mi mail, puedes hacerlo. Como te venga mejor.

Gracias por tu comentario.

Martín.