lunes, 23 de marzo de 2009

dos visiones divergentes de la salud del sector editorial en los diarios: el país y público

A propósito de la publicación de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre producción editorial de libros en 2008 en España, la semana pasada aparecieron en los diarios El País y Público un par de artículos sobre la salud del sector editorial español en tiempos de crisis. Según las cifras del INE, el año pasado se editaron en España 75.933 títulos que representan un aumento del 19,8 % con respecto a 2007. Este incremento del número de títulos editados viene acompañado por una disminución del tamaño de las tiradas y por un aumento de las devoluciones.





De momento quisiera llamar la atención sobre dos discrepancias interesantes que se plantean en estos dos artículos:


1. aunque ambos artículos parten de los mismos datos y analizan los mismos ítems —número de títulos editados, tamaño de las tiradas y volumen de ventas y devoluciones—, sus títulos ponen en evidencia que la valoración que cada diario hace de la situación es muy distinta: mientras que El País anuncia triunfante que “El libro resiste en la tormenta”, Público lanza una alerta que enciende las alarmas cuando afirma que “La burbuja editorial ya no aguanta más”.


Vista la diferencia, vale la pena plantear un par de preguntas: ¿el optimismo de El País tendrá que ver con el hecho de que Prisa, el grupo al cual pertenece, también esté metido en el negocio editorial a través del Grupo Santillana? ¿Busca El País transmitir el mensaje de que en el sector editorial todo va bien para generar en sus lectores confianza hacia sus marcas?


2. el desacuerdo entre un ejecutivo de la división editorial de un gran grupo y un editor independiente con respecto al origen de la sobreabundancia de títulos —a la que Público se refiere como “hiperinflación del libro”—: mientras que Juan González, director general de contenidos de Ediciones Santillana, declara que lo ha ‘sorprendido un tanto ese enorme aumento de títulos que no sólo cabe achacar a la proliferación de editoriales pequeñas y de publicaciones institucionales’, a Javier Santillán, de Gadir, le ‘parece una barbaridad el exceso de títulos en el mercado español, algo que ya es endémico. Los grandes grupos editoriales publican muchos títulos. Con algunos libros aciertan y ganan mucho dinero, pero con muchos otros textos fracasan y llevan los ejemplares a la guillotina. Antes de destruir libros, yo prefiero hacerme el haraquiri. De lo contrario, no me dedicaría a esta profesión’.


Una vez puesto en evidencia el desacuerdo entre un representante de Ediciones Santillana y el editor de Gadir, la pregunta queda puesta sobre la mesa: si aceptamos que hay sobreproducción, ¿quiénes contribuyen más a ella: los grandes grupos o editoriales pequeñas o medianas que según su tamaño no están en capacidad de publicar más que cinco, doce o veinte títulos al año?


Curioso, ¿no?


Una última cosa: sería interesante tomar esta información estadística como punto de partida para hacer un análisis cualitativo que permita hacer un balance de la diversidad de la oferta. Ante la imposibilidad de abarcar todos los segmentos, debido a mis gustos personales yo me centraría en la edición literaria.

14 comentarios:

Jorge dijo...

Yo no me quedaría con ninguno de los dos extremos. Y si que es cierto que el año pasado, hasta finales de septiembre ningún editor (grande o pequeño) se dio por enterado de la crisis y siguió en su mundo de jauja, publicando y publicando. Ya se verá este año.

martín gómez dijo...

Claro, Jorge, hay mil matices entre ambos extremos y es necesario fijarse con cuidado en todos ellos.

Sin lugar a dudas la situación este año y el que viene puede ser radicalmente distinta a la de los años anteriores y todos tendremos que buscar la manera de adaptarnos para sobrevivir en estos tiempos de crisis y cambios.

Complicado pero por eso mismo emocionante.

Gozque dijo...

Como la ciencia económica nunca se han interesado especialmente por el mundo editorial (para un economista el mundo del libro español no es más que un mercado protegido cualquiera que funciona con sus defectos y virtudes), las estadísticas siempre se han interpretado a voluntad del interesado.

Yo también optaría por el camino del medio, aunque no creo que sean incompatibles las dos lecturas. Por un lado es cierto que las editoriales resisten la tormenta (el Grupo Santillana ha presentado cifras récord en sus balances) pero también es cierto que la burbuja estallará tarde o temprano (demasiados títulos, demasiadas editoriales y demasiadas librerías).

En todo caso esa cifra desmesurada de títulos siempre me ha parecido una entelequia, si partimos que en general las editoriales (las consolidadas) no publican mucho más de lo que pueden colocar y las mesas de novedades de una gran librería no soportan más de 10.000 títulos al año, existen al menos 60.000 títulos que solo cuentan para las estadísticas (no hay que olvidar que los libros de derecho, leyes y demás, estan contenidos en estós números y funcionan fuera de la burbuja)

Anónimo dijo...

Me sigue extrañando que los análisis de este tipo vean el mundo de las librerías, con sus devoluciones y limitaciones de oferta, como si fueran el único punto de venta de un libro. Quizás no esté Amazon en España, pero las posibilidades de venta, tanto a nivel nacional como internacional, van mucho más allá de las capacidades de las mesas de novedades de las librerías. El mercado del libro debería ser cpaz de comunicar la existencia de cualquier libro y su posterior recibo por el lector/comprador. A mi entender, el desfase es el que existe entre el volumen de produccíon y las carencias de la cadena de suministro de libros - teniendo en cuenta que librerías como Casa del Libro o El Corte Inglés siguen basándose en sus propias bases de datos bibliográficos en vez de incorporar una información completa de los libros presentes en el mercado.

martín gómez dijo...

Gozque, es necesario tener en cuenta que las estadísticas no son datos del todo "fríos" porque los resultados que arrojan dependen en gran parte del tipo de información que recoges, de los criterios que utilizas para seleccionarla, de la manera como construyes tus indicadores e incluso del procedimiento utilizado para la recolección de los datos.

Y luego está la manera como analizas las estadísticas. De ahí justamente surge la diferencia entre la visión de El País y la de Público.

Yo sí creo que hay una sobreoferta y considero que ésta es perjudicial pero supongo que como fenómeno es uno de esos vicios del mercado frente a los cuales uno solo no puede hacer nada porque es una convención del sistema y para entrar en él se te exige ajustarte a las reglas por malas que sean.

La cantidad de libros que llegan a la mesa de novedades y la velocidad a la que rotan es alucinante. Y eso por no hablar de la relativa escasez de títulos en las grandes superficies y en las librerías gerneralistas.

Seguimos...

martín gómez dijo...

John, sin lugar a dudas la gestión de la información es un aspecto crítico para el funcionamiento de un mercado. Si no tienes a tu disposición información de buena calidad, como a menudo sucede en el sector del libro, la incertidumbre crece y la confianza en el mercado es menor.

DILVE es una iniciativa que apunta hacia la construcción de un sistema de información universal para el libro español. En palabras de sus gestores es una plataforma 'para todos los profesionales de la cadena del libro, que permite la gestión y distribución de información bibliográfica y comercial del libro'.

Iniciativas como DILVE son fundamentales para la modernización y la profesionalización del sector en la medida en que la estandarización de la información y la construcción sobre bases sólidas de un sistema de información compartido contribuyen a evitar que situaciones como el desfase al que te refieres se perpetúen.

Espero seguir viéndote por acá.
Saludos.
Martín.

Anónimo dijo...

Gracias por la bienvenida, Martín - estoy interesado en lo que hace DILVE, aunque me parece un error estratégico incomprensible por su parte el hecho de que haya optado por limitarse a la incorporación de libros con ISBN español (teniendo en cuenta lo que significan esas siglas). Hay varias formas que una editorial sea de Argentina o de EEUU o cualquier otro país pueda tener sus libros disponibles en el mercado español, pero por lo visto DILVE socava esas posibilidades de entrada.

martín gómez dijo...

John, está claro que un sistema como DILVE debería integrar todos los libros que se producen en castellano y en las demás lenguas autonómicas sobre todo porque para efectos culturales y de mercado la unidad a tenerse en cuenta debería ser la lengua y no la división política.

Sin embargo, parece que en casos como éste las divisiones políticas pesan más que los aspectos culturales y lingüísticos compartidos porque supongo que no debe ser nada fácil poner de acuerdo a tantos países para armonizar los sistemas de información y actuar de manera coordinada en este campo.

No sé si haya habido algún intento de hacer algo así con una instancia supranacional como el CERLALC haciendo las veces de mediadora entre las partes.

Sigamos...

Gozque dijo...

Tienes razón Martín y estoy de acuerdo contigo, lo que pasa es que las estadísticas del sector del libro siempre serán un poco absurdas en la medida que no tienen un valor econométrico fiable para medirlo (el total de las ventas, o las ganancias obtenidas).

Realmente podemos discutir si son muchas o pocas novedades pero sin saber la facturación nunca podremos pasar de conjeturas (para mi la excesiva rotación es más un mito que una realidad pues en sitios como El Corte Inglés los libros están sucios del tiempo que llevan expuestos, pero esto irá por casas, como todo).

martín gómez dijo...

Gozque, aquí llegamos a otro aspecto crítico de la cuestión: en nuestro medio las editoriales no están acostumbradas a hacer pública la información con respecto a las tiradas, las ventas, las devoluciones, los beneficios o las pérdidas.

Debido a esto el cristal de la ventana desde la cual miramos el mercado es bastante opaco y nuestra percepción de éste puede tener un cierto desfase con respecto a la realidad.

Por otro lado, no me extrañaría que la razón por la que encuentras libros empolvados en El Corte Inglés fuera una mala gestión de la información sobre los stocks. También podría tratarse de ejemplares de títulos de fondo que tienen una demanda más o menos permanente y que por alguna razón nadie se ha llevado, ¿no?

En fin, es que El Corte Inglés es un icono tan rancio...

Gozque dijo...

Ya, pero no olvidemos que El Corte Inglés sigue siendo la mayor librería de España, y el ejemplo del que te hablo se trata de una mesa de novedades en la calle Serrano.

En todo caso creo que el problema es el que tu dices, simpre me ha parecido que hablar de dinero en el mundillo editorial está mal visto y el sector ve con malos ojos a los que lo hacen (aunque solo se me ocurre Lara, al menos en España).

martín gómez dijo...

Lara habla de dinero con desparpajo y está bien que lo haga porque su actitud refleja las prácticas del Grupo Planeta y supongo que les sirve a éstas como fundamento.

Anónimo dijo...

Tremendísima polvareda que han levantado estas dos visiones divergentes. La salud del sector editorial ha sido habitualmente mejor de lo que dicen los propios y peor de lo que opinan los foráneos. Desde mi punto de vista resulta claro como el día que la hiperinflacción de títulos por parte de los grandes grupos tiene como finalidad la ocupación de la estantería, en tanto y en cuanto viene el éxito, y expulsar a hacia la marginalidad a otras editoriales menores que "enturbian el mercado". Asumámoslo la concentración de ventas sobre cada vez menos títulos es un hecho, que, no lo olvidemos cuenta con el apoyo de los lectores. Lástima.

martín gómez dijo...

Jean, tienes razón. Los grandes grupos y algunas editoriales medianas producen cantidades enormes de títulos que saturan el mercado y que en ocasiones invaden las estanterías, donde la rotación es rapidísima.

Como lectores contribuimos a que pocos títulos vendan mucho en gran parte porque no tenemos un número suficiente de prescriptores de opinión independientes pero también porque tendemos a fijarnos sobre todo en las novedades.

Seguimos...