jueves, 13 de marzo de 2008

entrevista a maría moreno y viviana paletta, editoras de veintisiete letras / “hay que recuperar el interés por lo que se escribe en hispanoamérica"

Tras haber formado parte del equipo de trabajo inicial de La Esfera de los Libros, María Moreno y Viviana Paletta decidieron montar su propia editorial. Se trata de Veintisiete Letras, que con un marcado énfasis en la literatura hispanoamericana busca dar a conocer a través de sus tres colecciones de ensayo, narrativa y poesía autores y textos clásicos contemporáneos en lengua española que no han sido publicados en España o que no se han difundido como ellas creen que debería hacerse. Convencidas de que mucho de lo mejor que se ha escrito y se está escribiendo en nuestro idioma viene de Hispanoamérica, estas dos editoras que encuentran valiosísimo el tiempo que se invierte en leer un libro consideran que la atención personalizada al autor, al librero, al periodista y al prescriptor es una de las fortalezas de un proyecto que en seis meses de existencia ha publicado ocho títulos y que aspira a publicar entre doce y quince al año.


Martín Gómez: ¿Cómo definirían Veintisiete Letras?


María Moreno: Tal como consta en nuestra Web a modo de declaración de principios, Veintisiete Letras es una editorial literaria y de pensamiento cuya propuesta se asienta en tres colecciones: ‘Las eras imaginarias’ (narrativa), ‘In/mediaciones’ (pensamiento, historia, crítica, crónicas, etc.) y ‘Ajuar de frontera’ (poesía). Prestamos especial atención a las obras escritas en español —tanto en Hispanoamérica como en España— y a títulos no disponibles de la cultura universal que merecen formar parte de toda buena biblioteca de fondo.


M.G.: ¿Cuándo y por iniciativa de quién surge la idea de crear Veintisiete Letras?


M.M.: Hace unos años abandoné una carrera profesional vinculada al Derecho porque tenía claro que quería ganarme la vida “relacionándome” con los libros. Entonces no se trataba tanto de crear una editorial como de trabajar en el sector. Tuve la oportunidad de integrarme al equipo fundacional de La Esfera de los Libros y resultó muy estimulante participar en la puesta en marcha de ese proyecto. Después de unos años como responsable de comunicación de La Esfera de los Libros, tuve claro que lo que me interesaba era desarrollar ciertas propuestas editoriales y que la mejor vía para hacerlo era una editorial propia. Me marché de La Esfera de los Libros sin tener la idea completamente definida. Allí había coincidido con la brillante escritora y editora Viviana Paletta. Como Viviana dejó esta editorial unos meses después que yo, nos reencontramos y perfilamos el proyecto.


Viviana Paletta: Llevo muchos años en el mundo del libro. He realizado multitud de labores como free lance para diversas editoriales hasta que llegué a Akal y posteriormente al equipo de inicial editores de La Esfera de los Libros. Con María compartimos la pasión por la lectura, que fue el motivo que nos impulsó a trabajar juntas en un proyecto propio.



M.G.: ¿Cuáles son las motivaciones que condujeron a la creación de la editorial?


M.M.: Cuando se es un apasionado de la edición y de los libros, poner en marcha un proyecto propio de este tipo siempre es una tentación. En mi caso fueron determinantes para tomar la decisión la necesidad de dar ese paso profesional, el estímulo de participar en el proceso editorial completo, la posibilidad y la responsabilidad de lanzar al mercado voces literarias y obras de pensamiento que en nuestra opinión merecen el tiempo que se les pueda dedicar y una serie de motivaciones personales —las habituales: autogestión, flexibilidad, conciliación, etc.—.


V.P.: Para mí en la creación de una editorial debe primar sobre todo la idea de crear un proyecto intelectual. Veintisiete Letras supone la posibilidad de dar forma a una biblioteca “ideal” y a la medida de nuestras posibilidades para difundirla entre los lectores: casi una pasión secreta al compartir el mismo entusiasmo por la lectura, de manera que cada libro nos deleite por su imaginación o por su delicadeza y riesgo en el uso de su idioma. Que cada libro nos empuje a ser más creativos, más lúcidos.


M.G.: ¿Cómo se definió el perfil de las distintas colecciones de Veintisiete Letras?


M.M.: Nuestra idea inicial era empezar abordando sólo la no ficción que define la colección In/mediaciones’ —es decir, pensamiento, historia, crítica, crónicas, etc.— y la poesía. Salir con narrativa nos infundía un cierto temor porque es un género con el que es mucho más difícil hacerse ver entre tanta oferta. El ensayo o la historia tienen un público lector objetivo que es más fácil detectar y al que, por tanto, debería ser más sencillo llegar.




Sin embargo, pronto vimos la oportunidad y la conveniencia de dar a conocer la narrativa de ciertos escritores. Se trata sobre todo de autores hispanoamericanos de referencia en sus respectivos países y que cuentan con una obra muy consolidada que ha sido ampliamente respaldada por la crítica pero que no había sido difundida en España o, al menos, no con la relevancia que la calidad de los textos merecía. Es así como surge y se perfila la colección ‘Las eras imaginarias’. En definitiva, y aunque no renunciamos a las traducciones, publicamos fundamentalmente clásicos contemporáneos. Ésta es una apuesta por la literatura en español, sobre todo de Hispanoamérica —creemos que sin duda mucho de lo mejor que se ha escrito y se está escribiendo en nuestro idioma viene de allí—, de contrastada calidad y cuyos planteamientos y propuestas tienen una clara vocación universal.


Parámetros similares definen la colección de poesía ‘Ajuar de frontera’. De momento sólo hemos editado Sacrificiales, del poeta colombiano Rómulo Bustos. Pero en esta línea la colección estará integrada sobre todo por ediciones de poemarios unitarios de autores muy relevantes apenas difundidos en España. Los textos irán precedidos de presentaciones a cargo de otros poetas o especialistas que abordan la figura del creador, su contexto de creación, su poética y la relevancia de la obra.


Con la colección ‘In/mediaciones’ nos proponemos, por un lado, publicar textos clásicos inencontrables de pensamiento, historia o crítica —buscamos clásicos en un sentido amplio: obras canónicas en su materia o plenamente actuales y vigentes pese al tiempo transcurrido desde que fueron escritas—, así como a autores indiscutiblemente relevantes que es preciso reivindicar porque no han sido publicados en las mejores condiciones o porque permanecen en parte inéditos —como es el caso de Alejandro Sawa, cuyas crónicas periodísticas acaban de ver la luz—. También pretendemos difundir la obra ensayística de ciertos autores, especialmente aquella de los latinoamericanos que siguiendo la estela de Rubén Darío o de Borges tienen una clarísima vocación universal.


M.G.: ¿Bajo cuáles criterios editoriales se eligen los libros que publica Veintisiete Letras?


V.P.: Calidad de los textos, imaginación, riesgo, vigencia, belleza y sentido. Realizamos una cuidadosa lectura de autores que no han tenido difusión en España pero que merecen ser difundidos entre nosotros tanto por su obra ya consolidada como por la atención que han recibido de la crítica especializada.


M.G.: ¿Creen que Veintisiete Letras está llenando un hueco que han dejado en el mercado tanto los grandes grupos como las editoriales independientes que ya están posicionadas?


M.M.: La edición de los textos llamados clásicos “más evidentes” (estamos pensando en Trotsky o en Rougemont, en nuestro caso) es, reconozcámoslo, una tendencia que ha venido funcionando más o menos bien y a la que nos hemos sumado grandes y pequeños. Pero es que textos recuperables hay muchos y muy buenos. Lo interesante para nosotros es, además, intentar presentar clásicos desconocidos en España.


De todas formas quizás la apuesta por Hispanoamérica sea nuestro rasgo diferencial. A España sólo llegan unos cuantos nombres pero entre ellos no se encuentran muchos de los creadores esenciales del continente. En todo caso no se trata de volver a tomar el pulso a “una literatura” que no puede considerarse de manera uniforme, sino de presentar a los lectores españoles la obra individual de reconocidos autores latinoamericanos con clara vocación universal. Es una opción arriesgada porque hay que recuperar el interés por la literatura y el pensamiento escritos en Hispanoamérica. Después del boom y el post-boom —fenómenos que, por otro lado, dejaron fuera voces esenciales—, la tendencia lectora se ha consolidado a favor de las traducciones y de la literatura española. Si la literatura española interesa, no tiene mucho sentido la falta de curiosidad por aquella que se escribe en el mismo idioma y que, además, propone historias, lenguajes y mundos fascinantes que trascienden los elementos locales que les podamos presumir. Nos gustaría ser capaces de transmitir la universalidad de los asuntos que proponen y la brillantez con la que manejan el idioma.



M.G.: ¿En qué consiste la estrategia tanto editorial como comercial de Veintisiete Letras para alcanzar y conservar una posición propia en el mercado?


V.P.: Creemos que es básico mantener la calidad y coherencia del proyecto para que lectores, libreros y medios confíen en nuestro criterio. Nuestra idea es editar entre doce y quince títulos al año, cuidando contenido, forma, distribución y promoción. Confiamos en la atención muy personalizada al autor, al librero, al periodista y al prescriptor. Son posiblemente nuestras mejores bazas: el control sobre todo el proceso de producción y la cercanía y afinidad que podemos establecer con todas las personas implicadas en la cadena.


Esperamos llegar a ser lo suficientemente visibles. Desde luego, estamos convencidas de que existen los lectores suficientes para nuestros libros. Pero es preciso que nos encuentren. Y eso sólo es posible si los medios de comunicación y las librerías confían en nosotros y “nos muestran”.


M.G.: ¿Qué distingue a Veintisiete Letras de otras editoriales independientes españolas?


M.M.: En realidad nos gustaría parecernos a algunas de ellas. Han desarrollado una tarea brillante en el sector. Querríamos que se nos identificara como uno de esos proyectos pensados para lectores —no para “no lectores”—, que proponen obras que no son superfluas ni gratuitas, que trabajan por ofrecer un catálogo de calidad y que valoran sobre todas las cosas el tiempo que alguien invierte en leer un libro.


M.G.: ¿Cuál sería el balance de la experiencia de la editorial hasta ahora?


M.M.: Llevamos apenas seis meses en el mercado y sólo ocho títulos publicados. La respuesta de los medios de comunicación ha sido muy generosa. El encontrar nuestros libros en las librerías e incluso en algunas mesas de novedades nos ha resultado una experiencia casi irreal porque somos conscientes de la cotización del espacio. Estamos, desde luego, satisfechas, pero a la vez no dejamos de trabajar muy duro para dar a conocer nuestro proyecto con mayor amplitud.


M.G.: ¿Podrían adelantarnos algo con respecto a los libros que está preparando en este momento Veintisiete Letras?


V.P.: Estamos preparando la publicación de dos magníficos ensayistas, uno proveniente de Chile y el otro de México. En poesía pronto recalaremos en Brasil y en Nicaragua. Y también incursionaremos por primera vez en la traducción literaria con una nueva edición de Colette.


M.G.: ¿Podrían mencionarnos algunos autores y/o libros que le gustaría incluir en el catálogo de Veintisiete Letras?


V.P.: Por el momento nos resulta más sencillo enumerar títulos que ya no podremos publicar como El desierto y su semilla, de Barón Biza. También los ensayos de Juan José Saer. Además, hay unos cuantos nombres que ya están estupendamente editados por Galaxia Gutemberg.

4 comentarios:

Impedimenta dijo...

Excelente entrevista. La editorial es magnífica y se merece toda la suerte. Atención al brillantísimo libro de Sawa.
Que muy bien, vaya.
Enrique Redel

martín gómez dijo...

Enrique, comparto tu opinión con respecto a Veintisiete Letras. Tiene una línea editorial muy definida e interesante.

Una vez más, gracias por compartir tus puntos de vista.
Martín.

Anónimo dijo...

He comprado un par de libros de Veintisiete Letras y me gusta mucho que cada vez más los lectores tengamos más capacidad de poder elegir. A mí me interesa espacialmente la literatura latinoamericana y por eso ando atento a toda esa literatura en las nuevas editoriales y en las ya clásicas. Por lo que dicen, esta nueva editorial, 27letras, va a apostar por la literatura latina, pero eso no es un rasgo distintivo como cuentan en tu entrevista, pues hay editoriales muy recientes, y magníficas, que también lo han hecho desde un primer momento, como Sexto Piso o Periférica ahora, o antes Lengua de Trapo -en su mejor etapa-. Y es evidente el interés cada vez mayor de editoriales grandes, como Anagrama sobre todo, por lo latinoamericano.
De hecho, creo que parte de un probable problema que surgirá en este ámbito de las nuevas editoriales es que algunas editoriales ya se parece mucho a otras que existían previamente y la competencia será durísima. Para los lectores es bueno, pero para la supervivencia de todos los proyectos a largo plazo, no sé. Esto se lo oí decir en la radio al editor de DVD, Sergio Gaspar, y creo que tiene razón... Ya he visto hace nada cómo surgían nuevas editoriales que "imitaban" a otras muy recientes aún o a las de referencia como Acantilado o Pretextos.
Salud!
Emilio.

martín gómez dijo...

Claramente hay algunas otras editoriales que están apostando fuertemente por la literatura latinoamericana. Lo importante es que cada editorial haga su apuesta donde crea que mejor puede hacerlo en lugar de andar dando palos de ciego para ver a qué le pega.

Gracias por tu comentario.
Martín.