mi regalo de sant jordi: help a él, de fogwill
Por lo menos durante un tiempo he dejado atrás esa deliciosa práctica compulsiva de comprar libros que quiero leer aunque no sepa cuándo lo haré. Ayer cuando salí a hacer mis compras de Sant Jordi sabía qué me iba a regalar a mí mismo pero no tenía claro cuál libro comprarle a Anita.
Al salir del metro en Diagonal se me activó el agobio que siento cada día de Sant Jordi cuando estoy en la calle: tarimas desde las cuales se emiten en vivo programas de radio, parlantes que amplifican las voces y la música un poco más de la cuenta, paradas de libros y rosas por todos lados y atascos de gente que hacen que llegar de una esquina a otra sea toda una odisea.
Cuando llegué a la librería en la que haría mis compras me deslicé en medio de la multitud hasta la sección de literatura latinoamericana, donde encontré de primerazo mi regalo para mí mismo: Help a él, de Fogwill. Hace poco mi amigo Subal Quinina leyó Help a él y lo disfrutó tanto, que despertó en mí una envidia que empezaba a tornarse insoportable. También debo decir que los libros de Periférica me parecen muy bonitos y que por puro capricho siempre había querido tener uno —además, el catálogo de esta editorial es interesantísimo—.
Después de un rato de aguantar empujones, pisotones y un calor infernal mientras buscaba algo que pudiera gustarle a Anita se me ocurrió comprarle Este libro te salvará la vida, de A. M. Homes, pero la novela estaba agotada en esa librería y yo en ese momento no tenía la paciencia para irme hasta alguna otra y someterme de nuevo a este martirio. Mi consigna era muy clara: ‘si no encuentro algo en cinco minutos, no le compro nada. Y punto’.
Al final encontré un libro que parece ser el regalo perfecto pero cuyo título no revelaré para no dañarle la sorpresa a Anita.
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