lunes, 15 de junio de 2009

notas sueltas [ 8 ] / procrastinar, visibilidad e impacto globales de proyectos locales y la pérdida de influencia de la cultura francesa

Entrevisté a la editora Pilar Gutiérrez Llano, de Tragaluz editores, el martes 7 de octubre de 2008 en Medellín pero sólo hasta la semana pasada publiqué la entrevista a pesar de que Margarita me había entregado la transcripción el 21 de noviembre.


Desde diciembre de 2008 una de las primeras cosas que pensaba todos los días al despertarme era que tenía que editar las entrevistas que había hecho durante mi viaje a Colombia —a Gustavo García, a Pablo Arrieta, a Pilar, a Luis Rocca y a Diego Amaral—. Sin embargo, no encontraba el momento para hacerlo. Durante meses cada lunes en la mañana me prometí con entusiasmo que esa semana empezaría a editar alguna de las entrevistas y que una vez comenzara con una todo lo demás vendría con absoluta naturalidad. Pero el miércoles ya era evidente que no lo haría. No sé cómo ni en qué momento me convertí en un experto en postergar asuntos pendientes —todo un procrastinator profesional—.



Mi conflicto con la edición de estas entrevistas tiene un origen doble: en primer lugar, me parecía impresentable responder de esta manera a la generosidad con la que Gustavo, Pablo, Pilar, Luis y Diego me dedicaron su tiempo y compartieron conmigo un testimonio acerca de su experiencia profesional así como el conocimiento que han adquirido a través de ésta; y, en segundo lugar, todas estas entrevistas son valiosísimas y dejarlas guardadas en un cajón sería un verdadero desperdicio.


También me preocupaba que su contenido caducara pero editándolas me he dado cuenta de que salvo las alusiones a temas estrictamente coyunturales, todo lo que se dice en ellas sigue teniendo vigencia y seguirá teniéndola durante mucho tiempo.


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El caso de Tragaluz editores me parece interesantísimo porque es una editorial cuyo trabajo es cuidadoso, de buena calidad y lindísimo. Sin embargo, muchas veces me cuesta transmitirle a alguien que no sea colombiano el entusiasmo que me producen los libros de Tragaluz porque el catálogo de esta editorial es 100 % local. Hasta el momento Tragaluz sólo ha publicado autores colombianos, la mayoría de los cuales son de Antioquia —el departamento cuya capital es Medellín—.


Lo que me tranquiliza cuando pienso en todas estas cosas es que además de que los libros de Tragaluz llaman la atención con sólo verlos, Pilar y Juan Carlos han escogido muy bien a los autores que han publicado. Por otro lado, supongo que nombres como Darío Jaramillo, Giovanni Quesseps, Meira Delmar, Juan Gustavo Cobo Borda, Eduardo Escobar o Jaime Jaramillo no deben ser del todo ajenos para algunos lectores no colombianos de ese género minoritario que es la poesía.


Finalmente, me entusiasma que a través de Internet un proyecto local como el de Tragaluz pueda tener una visibilidad y un impacto globales.


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A propósito de la presencia de Francia como invitado de honor a la Feria del Libro de Madrid, el pasado 13 de junio apareció en la sección de cultura de El País el artículo “Un prestigio sin lectores”. En este artículo Javier Rodríguez Marcos se refiere a un tema que me interesa muchísimo y sobre el cual quise escribir alguna cosa hasta que me di cuenta de que me hacían falta muchos elementos para decir algo sensato y sólido al respecto: la pérdida de la influencia de la cultura francesa en el resto del mundo.


Rodríguez Marcos afirma que ‘si Nueva York arrebató a París la capitalidad del arte moderno, el inglés ha terminado haciendo en la literatura lo propio con el francés’ y a continuación cita las siguientes palabras de un profesor de la Universidad de Barcelona llamado Francisco Lafarga:


‘Además de la lengua, el interés por una literatura extranjera está también en función del valor que lectores y escritores le atribuyen como foco de influencia. Es lo que pasó entre los siglos XIX y XX con la novela realista y la poesía moderna. Hace años que en España no se ve a la narrativa francesa viva como un foco’.


Luego Rodríguez Marcos anota que ‘Lafarga ve en los clásicos, las ciencias humanas y el cómic una "compensación a la pérdida de esa influencia" pues, dice, el nouveau roman fue "el último foco". Muertos los pesos pesados, lo que quedan son "individualidades" con mayor o menor éxito y calidad: Yasmina Reza, Pascal Quignard, Houellebecq...’.




Durante la Feria del Libro de Madrid no sentí por ningún lado la presencia de Francia como invitado de honor y tampoco encontré nada que me ayudara a recuperar ‘el interés por la literatura francesa contemporánea que, salvo por la novela policíaca y el cómic, últimamente me parece tan aburrida’. Tant pis !

2 comentarios:

Tomás David Rubio dijo...

Una quisquilla:
La letra "Q" del "Diccionario Aristizábal de citas o frases colombianas", apunta que no es "Quesseps" sino Giovanni Quessep, el poeta (acaso el más importante) colombiano. Una muestra:

Alguien se salva por escuchar al ruiseñor

Digamos que una tarde
El ruiseñor cantó
Sobre esta piedra
Porque al tocarla
El tiempo no nos hiere
No todo es tuyo olvido
Algo nos queda
Entre las ruinas pienso
Que nunca será polvo
Quien vio su vuelo
O escuchó su canto.

Giovanni Quessep

Hace poco Galaxia Gutenberg/Círculo de lectores, publicó una antología: Metamorfosis del jardín.
Recomendada.
Buen blog.

martín gómez dijo...

Tomás, gracias por la corrección y por la recomendación de la antología.

Espero seguir viéndote por acá.

Seguimos...