lunes, 15 de diciembre de 2008

it’s not the medium, stupid!

Joaquín Rodríguez plantea en una entrada reciente de Los futuros del libro una interesante reflexión a partir de la experiencia de la editorial norteamericana Concord Free Press, donde ‘publican libros, gratuitamente, y los liberan en la red, para quien quiera descargárselos y leerlos, todo a cambio de una donación voluntaria que ni siquiera irá a parar, en su integridad, a la editorial, sino que respaldará acciones caritativas o secundará proyectos de desarrollo’. Joaquín empieza su entrada diciendo:


‘Estoy por pedir un plan de rescate para el sector editorial similar al que las grandes compañías automovilísticas de Detroit han pedido al Presidente electo Obama (y que han soliviantado a Lawrence Lessig, incapaz de comprender por qué habría que rescatar un modelo de negocio mal gestionado). Concurren, sin duda, muchas de las condiciones que harían reivindicable tal plan: una industria editorial encogida, temerosa, presa de sus propias evidencias, adherida a una lógica predigital que la hace financieramente insostenible y que la aboca, en muchos casos, a una quiebra inminente. Es decir, mala gestión o, al menos, gestión descuidada. ¿Podemos ir al Ministerio de Industria a que hagan algo por nosotros o nos inventamos otros modelos?’



En la misma línea de las posiciones a las que ya nos tiene acostumbrados, a continuación Joaquín sugiere un posible camino a seguir en relación con la manera como podríamos empezar a concebir el libro —en tanto que bien simbólico y producto comercial a la vez— y nuestras prácticas de lectura:


‘Yo, como Lessig, preferiría seguir esa divisa, la de la reinvención y la vigorización del libro mediante nuevas ideas que pasan, en gran medida, por pensarlos, distribuirlos e imprimirlos digitalmente, generando una red de lectores implicados, que acrecienten su valor mediante la circulación, que sirva de nutriente para la generación de nuevas ideas y, de paso, como en este caso, para repartir el dinero recaudado entre aquellos que lo puedan necesitar’.


Me gusta la idea que algunos defienden de centrar la atención en los contenidos y de reflexionar sobre los viejos y nuevos soportes en función de éstos y no al contrario.


It’s not the medium, stupid!

13 comentarios:

El llegidor pecador dijo...

Cuando se habla -porque hablar, se habla mucho- del tema digital en la indústria editorial, yo, seguramente debido a mis limitaciones, veo las palabras envueltas en imprecisas brumas, en vaporosos intangibles; porque concreta y especificamente ¿Cómo se piensa y se distribuye digitalmente un libro? ¿Cómo? Pero de verdad lo digo; pido una respuesta donde encontrar acciones claras y precisas de cuáles son los pasos a dar para crear "una red de lectores implicados que acrecienten su valor mediante la circulación".
Yo mismo leo muchísimo, me interesa el negocio editorial, participo con mi blog, sigo otros tan buenos como éste, comento casi a diario la jugada con gente del sector, compré "Edición 2.0..." que voy leyendo lentamente y no hay manera de que nadie me concrete el asunto, todo me suena a discurso bienintencionado como el de los políticos.

¿O es que ya tengo los cambios produciendose delante de mis narices y debería apartarme para poder verlo en perspectiva?

Estoy confuso.

Xpectro dijo...

Aunque nadie lo tenga claro, lo que si va a pasar es que se va a atomizar el negocio y se va a rescatar el valor del libro como objeto, dada su calidad. Las virtudes de lo impreso que no pueden pasar a digital seguirán adelante.

Creo que volvemos a un tiempo artesanal (como está pasando en la música, el cine...). Pequeños y bien cuidados proyectos... o elementos de distribución masiva con retribuciones en forma presencial (conferencias, eventos pagos...)

El libro, en muchos casos, es solo publicidad de un movimiento o una persona... así que, Mr. Pecador, creo que solo sabremos qué va a pasar publicando y pecando... ;-)

martín gómez dijo...

Llegidor, hasta hace poco era evidente que las herramientas digitales habían abierto una serie de nuevas posibilidades que modificaban nuestra forma de producir los libros. Y ya. Desde hace poco esto también empieza a ser cierto para la forma como los ponemos a circular y los leemos. El volumen de ventas de las librerías virtuales y el crecimiento de las ventas de e-books son sólo dos indicios de esto.

¿No facilita Internet la creación de comunidades lectoras? ¿Qué significa el hecho de que algunos dejemos comentarios en blogs o hagamos recomendaciones en plataformas virtuales de productos y servicios (libros, viajes, películas, restaurantes, hoteles, etc)?

Las librerías virtuales y los e-books abren un montón de posibilidades a la puesta en circulación de contenidos y a la forma como los consumimos. Y si a partir de esto poner en cuestión el concepto de libro es demasiado atrevido, creo que por lo menos podemos decir que sí estamos ante un cambio de algunas de las características fundamentales de los contenidos tal y como los habíamos conocido hasta el momento.

Espero no haber contribuido a incrementar la confusión...

martín gómez dijo...

De acuerdo con el señor Xpectro en lo que tiene que ver con la atomización del negocio y con la revalorización del libro como objeto. Creo que simplemente se seguirán creando nichos que darán orígenes a nuevos circuitos o que fortalecerán algunos que ahora existen de manera subterránea. Y creo que el culto a los atributos y a las calidades del libro tal y como lo hemos conocido hasta el momento puede ser uno de los motores de esta movida.

Al final la aparición y consolidación de estos nichos puede ser la circunstancia que garantice la viabilidad de estos pequeños proyectos artesanales que se desmarcan de los que están planteados bajo la lógica de la producción industrial y que se orientan a públicos más masivos.

¡Ay, la que estamos liando!

Margarita Valencia dijo...

Una posible respuesta para El llegidor pecador: en la biblioteca de Alejandría, los niños tienen acceso a una serie de libros en red, que pueden mirar y leer a su antojo; si quieren, también pueden imprimirlos y llevárselos consigo a casa.
Es una forma de distribuir digitalmente un libro a través de la forma más antigua de distribución: la biblioteca.

martín gómez dijo...

¡Buena vaina, Margarita!

Mil gracias por la referencia, que está bien bonita.

Un abrazo.
Martín.

Apelaez dijo...

Yo, como el llegidor, también veo la cosa medio brumosa. El coro es claro: "hay que cambiar el modelo de negocio", lo que no se ve para nada claro es un modelo de negocio que no sea un mal negocio.

Ojalá estos archipielagos de lectores, los libros digitales y los periodicos en linea encuentren un mecanismo para ganar suficiente dinero.

martín gómez dijo...

Claro, hay mucha incertidumbre. Pero así como cada industria ha sido capaz de inventarse su negocio, para sobrevivir también debe estar en capacidad de reinventárselo cada vez que sea necesario y de adaptarse a las nuevas condiciones que imponen los escenarios cambiantes (lo cual en algunos casos incluye asumir la reducción de las ganancias y la búsqueda de nuevas fuentes de generación de beneficios).

Uno de los problemas es justamente que muchos sectores de la industria editorial no han entendido esto y, por lo tanto, tienen una capacidad de reacción nula frente a los cambios que se están produciendo.

Apelaez dijo...

Pues si, yo desconozco completamente la industria editorial, pero me parece que los visionarios se la pasan diciendoles que tienen que cambiar el modelo de negocio y ellos no hacen nada. Se los pinta como unos pendejos, perezosos, brutos, etc.

¿Son en verdad tan brutos que estan caminando hacia el abismo y no se inmutan? No séra que eso del nuevo modelo de negocio no es tambien un poco de carreta sin mucho sustento, por lo menos por ahora?

¿No sera que todavía les va los suficientemente bien con el antiguo modelo que no hay suficientes incentivos como para andar pasandose a nuevos "modelo de negocio"?

Yo no sé. Yo creo que las editoriales están esperando a ver que pasa y cuando el tal nuevo modelo de negocio aparezca, ahí estarán metiendo la platica, mientras tanto, más vale pajaro en mano que cien volando.

El llegidor pecador dijo...

Como agudamente dice el señor Apelaez:

"Lo que no se ve para nada claro es un modelo de negocio que no sea un mal negocio."

¡Ésa es justamente la idea que me rondaba por la cabeza!
Todavía no hay nada, en términos de generar negocio, fuera de trabajar "a la antigua", porque, hoy por hoy, una editorial que no esté presente en la mayoría de puntos de venta físicos y venda aceptablemente bien sus libros de papel no tiene nada que hacer.

¡Claro que el editor irá aplicando y aprovechando las nuevas herramientas tecnológicas en su trabajo! Pero eso no implica que hayan de estar preocupados -en algunos sitios incluso emplean el término 'aterrorizados'- por su modelo de negocio ya que si éste ha de canviar, poco o mucho, ellos mismos son ése modelo y canviarán sí o sí.

Lo que me desorienta más es el tono que se emplea mayoritariamente por parte de los, llamémosles, "tecnológicos": "¡¡¡Cuidado!!! ¿Qué estás haciendo? ¡Todo va a cambiar! ¡Nada será ya lo mismo!", en lugar de: "Mira lo que te muestro,también se puede trabajar de otro modo, ¿Porqué no lo pruebas?" No sé, sin vender tanto tremendismo.

martín gómez dijo...

Peláez, ahora mismo hay muchos editores que están esperando a que otros ensayen nuevos modelos para ver qué funciona y qué no de manera que quienes asuman el riesgo sean otros y no ellos. Aplican el me too porque así se aseguran que utilizan fórmulas que han funcionado sin arriesgar mucho.

Editoriales anglosajonas como Penguin y O'Reilly han hecho experimentos interesantes y Amazon está ensayando nuevas fórmulas de venta de paquetes de contenidos en soporte papel y digital. Con las revistas especializadas de divulgación está pasando algo parecido y no está funcionando mal porque la venta en formato digital permite ampliar el ámbito de circulación de los contenidos. También hay muchos editores pequeños que han encontrado en la edición bajo demanda una buena alternativa cuando tras agotar un tiraje les hacen encargos pequeños porque así pueden evitar manejar grandes stocks.

Todos se quejan de que las ventas siguen bajando y temen que la venta de contenidos digitales acabe con su negocio. Pero está claro que como usted dice, todos se montarán en el bus cuando se establezca ese modelo de negocio que hasta ahora sigue siendo una incógnita.

Apelaez dijo...

Martin. Tiene mucha razón, creo que la cosa será como lo cuenta. Un futuro menos radical de lo que los visionarios se imaginan y más extraño de lo que los conservadores quisieran.

martín gómez dijo...

Los tiempos de cambios son propicios para el lucro de evangelistas charlatanes del apocalipsis y de vendedores de humo, que no hacen más que pintar castillitos en el aire.

Al final nada termina siendo tan estupendo ni tan catastrófico como unos y otros prometen.