jueves, 16 de julio de 2009

please allow me to introduce margarita valencia



Mi primer contacto con Margarita Valencia fue a través de la columna que ella escribía en la revista El malpensante hacia finales de los años noventa. Se trataba de un ensayo literario breve, contundente e impecablemente escrito que yo leía en cada número de la revista hasta que dejó de aparecer. Como lector le perdí el rastro a Margarita hasta 2004, cuando trabajaba en una revista llamada Horas en la que ella escribía unos artículos magistrales sobre la literatura y la manera como hoy en día nos relacionamos con ella. Luego no volví a saber nada de ella hasta que Camilo Jiménez me dijo que tras haber montado el proyecto Bogotá, Capital mundial del libro 2007 estaba dirigiendo la Biblioteca Nacional de Colombia. Después la revista Arcadia empezó a publicar unas columnas suyas similares a las que escribía para El malpensante y Horas.


Aclaro, yo no conocía personalmente a Margarita. Simplemente la seguía a través de los textos que publicaba aquí y allá. La culpable de que ahora la conozca y de que ahora ella, Pablo Odell y yo estemos trabajando en el Observatorio Iberoamericano de la Edición Independiente (OBIEI) es Elena Martínez, que me la presentó en la fiesta del Veracruz durante la FIL de Guadalajara de 2008.





Hechas estas precisiones, entro en materia. En su edición número 72, de agosto - septiembre de 2006, El malpensante publica una entrevista que Catalina Arango le hizo a Margarita. En esta entrevista titulada "El oficio del editor" Margarita habla de la manera como ella concibe el papel del editor, de los efectos de la fusión en el ámbito hispanohablante de las figuras del publisher y del editor, de su idea de lo que es un libro bien editado, del rigor bajo el cual deben regirse los distintos oficios que intervienen en la edición de un libro, de la manera como se edita hoy en día, de su carrera como editora, de las figuras que la han influenciado a lo largo de ésta, de la edición universitaria y del rol que a través de una articulación entre el trabajo de sus profesores y el de sus editoriales deberían jugar las universidades en la preservación del patrimonio intelectual de un país.


Como lo que más nos interesa en estos días es lo que tiene que ver con la edición independiente, a continuación reproduzco lo que Margarita dice al respecto en esta entrevista —dado que ésta se hizo en 2006, valdría la pena preguntarse qué ha cambiado y qué sigue igual desde entonces—:


‘La cantidad de editoriales independientes que hay en un país es una señal inequívoca de la tolerancia de la sociedad a la libre circulación de las ideas’.


'En las editoriales universitarias los editores son sirvientes de los inmensos egos de los profesores. En las comerciales, son sirvientes de los inmensos egos de los dueños, o de los señores de mercadeo'.


En respuesta a la pregunta '¿Cómo describiría la industria editorial colombiana?':

'Como una industria conformada, en este momento, por dos grandes empresas editoriales españolas que son Alfaguara y Planeta, básicamente. También está Norma, que viene muy detrás en el aspecto editorial, que ha perdido mucho espacio —porque Norma tuvo un momento de empuje literario muy fuerte, cuando Ana Roda y yo estábamos allá, aunque suene feo decirlo— pero digamos que está en el juego, y es un tercer jugador que sirve para mover las fichas. Por otro lado, no hay editoriales independientes, es decir, aparecen y desaparecen como hongos'.


'Pero la industria editorial colombiana es la industria editorial española con unos piquitos locales: hace lo mismo que la gran industria editorial española. Le apuesta a los nombres comerciales, deja a los autores muy desprotegidos; es decir, no los acompaña, no invierte en su promoción, no los consiente: es que es muy difícil sacar un libro para lo pongan en un estante, le hagan dos entrevistas al autor y punto. Y, en general, uno no ve en la industria editorial de este país grandes ni pequeños editores, uno no ve editores. Lo que ve son multinacionales dictando lo que se debe publicar, y lo que se debe publicar para ellos es lo que vende. Pero, por otro lado, a los autores nunca les fue mejor que ahora. Porque estas empresas necesitan productos nuevos todo el tiempo, y tienen un rasero muy bajo. Un rasero por encima del cual básicamente en Colombia se publica cualquier cosa; como en todo el mundo'.


Lúcida, aguda y contundente, como siempre.


Una pregunta antes de terminar: ¿por casualidad alguien sabe de qué se ríe Margarita en la foto?

8 comentarios:

Henry dijo...

Muy buena su nota licenciado y la posibilidad de conocer a Margarita por medio de esa entrevista en El Malpensante.

Creo que el equipo que han formado dará que hablar! ;-)

Respecto a su pregunta "de qué ríe Margarita" me recuerda una frase de mi abuela que me decía: "El que solo se ríe de sus picardías se acuerda."

martín gómez dijo...

Licenciado, estoy seguro de que Margarita vendrá pronto a trabajar con nosotros en Barcelona así que ya verá que además de inteligente y bonita es un encanto.

Completamente de acuerdo con la dirección de esas risas...

Qué gusto verlo por aquí. Espero que vuelva pronto.

JLY dijo...

Será fácil colaborar en lo posible con personas como Margarita y sus señores licenciados/mosqueteros. Y será grato.

martín gómez dijo...

Que a nadie le quepa la menor duda, Señor Director.

Camilo Jiménez dijo...

Margarita se ríe mucho, y su risa es muy contagiosa y bonita.

Esa entrevista de Catalina Arango es buena pieza.

Apelaez dijo...

Don Martin, yo también soy un ferviente seguidor de Margarita. Sus escritos son casi una cosa "de culto". Ah, también tiene un blog, pero es una lástima que nunca responda a los comentarios de los lectores.

martín gómez dijo...

Sí, Camilo, Margarita se ríe mucho y ser testigo de sus carcajadas es un auténtico placer.

Esa entrevista está buenísima. Poder ver en línea los contenidos de El malpensante me ha dado hasta el momento más de una sorpresa grata.

martín gómez dijo...

Peláez, yo creo que Margarita es de la gente sesuda que hay en Colombia en el campo de la edición y del ensayo literario. Sus ideas son muy lúcidas, tiene espíritu crítico y su estilo es claro y desenfadado.

Sería chévere que sus textos se divulgaran de una manera más amplia y que ella le parara bolas al tema de lo importante que es contestar los comentarios en el blog.

Igual con lo despierta que es no creo que le cueste mucho cambiar el chip de la comunicación tradicional al de la interacción con sus lectores.