jueves, 23 de julio de 2009

la vallejo reporta de nuevo desde tokio: esta vez sobre librerías, libros, escritores y revistas



Para complementar el de hace un par de días, Vallejo me envió un segundo reporte con más impresiones sobre libros, librerías, escritores y revistas en Japón. Como sospechaba que iba a publicar este reporte tal y como hice con el anterior, al parecer esta vez no pudo evitar ser menos desprevenida. Igual este segundo reporte sigue pareciéndome espontáneo y auténtico, por lo cual es imposible no reconocerla en sus palabras.





A ver le completo el reporte con más fotos y otro par de impresiones. Como ya no sé si me va a publicar estoy un poco selfconscious, pero bueno. Creo que ya me miré lo suficiente en el espejo y estoy presentable, así no tenga maquillaje.


No he hablado mucho de literatura con la gente con la que trabajo, en principio porque como son unos geeks yo suponía muy prejuiciosamente que seguro sólo leían libros de programación y manga. Pero el otro día en Osaka, estaba caminando con Hori y nos encontramos con un político de esos de megáfono saludando en la calle. Hori me contó que el tipo era un escritor famoso que se dedicó a la política y dejó de escribir. Le pregunté qué tal eran los libros del man y Hori me salió con una descripción tan pero tan bonita que ya no sé si pensar si la poesía japonesa tiene esas metáforas simplemente porque así es que describen las cosas estos manes. Don Hori me dijo que los libros del señor político se leían como un viaje en barco: eran fáciles y uno sentía que se estaba adentrando en las preocupaciones humanas, pero al cabo de un tiempo uno se daba cuenta de que por más lejos que se supone que estaba yendo seguía flotando sobre la superficie.





Otra cosa que pareció decepcionarlos a todos fue que me gustara Murakami. Aparentemente Murakami es un bestseller y tiene tan buena fama como Ken Follet. Me dijeron algo así como que Murakami coge el camino fácil y escribe cosas entretenidas, pero no le cambia la vida a nadie. Y el arte consiste en cambiar la vida o más precisamente en influenciar lo que uno siente. Bonitos estos nipones.


Más sobre librerías: los libros en los que se basan películas los venden debajo de una tele en la que están pasando la película, al lado del afiche de la peli, y junto a todos los gadgets relacionados con la peli. El kit completo. Me ha sorprendido que las librerías siguen teniendo varios pisos y hay un Books Off en cada barrio. (Books off es una cadena que vende libros de segunda principalmente), pero me ha sorprendido más que sigan existiendo Tower Records y demás cuando que yo sepa están cerrando todas las tiendas de discos y DVDs en el resto del mundo. Virgin en Union Square cerró el mes pasado, por ejemplo; pero aquí HMV y Tower, entre otros, siguen teniendo pisos y pisos -si no edificios enteros-. Por supuesto siempre hay una sección de libros entre esos pisos.




Luego están las revistas que son otro mundo. Normalmente hay tres o cuatro islas de revistas en las librerías grandes y cada convenient store tiene su pequeño kiosko y siempre siempre hay alguien leyendo. Sobra decir que ser analfabeta no ayuda mucho a la hora de saber qué dicen las revistas, pero por las portadas puedo deducir que hay muchas sobre moda y, de nuevo, una cantidad dirigidas a las chicas.




Ah bueno y con la obsesión que tienen estos manes con los empaques todo viene en bolsas de plástico transparente y le dan forros para los libros.





Debo decir también que me han decepcionado un poco los libros para niños. Todavía tengo la tarea de encontrar una librería especializada, pero hasta ahora las secciones para niños han sido pequeñas y más bien aburridoras Contribuye a mi aburrición el hecho de que a pesar de que ya sé leer Hiragana (!) no tengo ni idea qué significa nada de lo que leo. Y luego que quizá mis expectativas en cuanto a ilustración y a diseño de los libros iban por otro camino. Hasta ahora los libros para niños que he visto aquí se parecen a los libros para niños que he visto en cualquier otro lado y yo quería cosas más bonitas, más sútiles, con papeles que se derritieran en las manos. Pero eso no debe ser muy práctico para los niños, ahora que lo pienso.


No he visto casi pop-up books, con lo que me gustan. pero hay entre los libros para niños muchos libros "tecnológicos" que me acuerdan de esas cartucheras que estaban de moda en los ochenta cuando estábamos en el colegio ¿se acuerda? ¿las cartucheras abollonadas con botones que abrían compartimentos para el borrador, los lápices, el tajalápiz, etc? Bueno, pues hay un montón de libros para niños así, con botoncitos que uno espicha y hacen sonidos.


Otra cosa, claro, son las librerías de los museos. Hasta ahora sólo he estado en un par, pero son increíbles. Los catálogos son baratos además, cosa que no pasa en ningún otro lado del mundo —que yo sepa—.


Lo único que tengo que añadir es que el primer reporte fue un éxito y que seguramente éste también lo será.

5 comentarios:

Deprisa dijo...

Me encantan estas entradas que hablan sobre las costumbres en paises lejanos y exóticos. Siempre se sacan detalles curiosos, como el tema de dar los libros "plastificados" y te das cuanto tmb de que al final no nos diferenciamos tanto.

martín gómez dijo...

Claro, estos ejercicios de observación y reportaje te ayudan a darte cuenta de las concepciones y las convenciones que se manejan en cada lugar. Así puedes juntar elementos para identificar qué es lo que nos une o nos separa de los demás.

Seguimos...

Juanki dijo...

Completamente de acuerdo con la finalidad del arte, y de la literatura como tal, que se extrae del reportaje.
El artista nos transmite sus sentimientos, su forma de vislumbrar la realidad y su universo interior a través de la obra. El lector coincidirá o no en las coclusiones que el creador evoca y que pretende difundir con su mensaje, pero es indudable que el código interno del segundo impreganará e influirá en las reflexiones que a partir de entonces se producirán en el cerebro del primero. Es en este punto y momento donde se origina el cambio vital, que pasará a formar parte del bagaje del observador externo -el que lee-. Punto clave de inflexión en las concepciones del lector, y de interconexión e intersección con el universo del artista.
Si el bestseller fuese capaz de aunar además todo lo anterior: ¿Qué más se puede pedir?

Un saludo.

martín gómez dijo...

¡Vaya reflexión, Juanki!

Anónimo dijo...

Sobre los libros para niños: ¿no será que las lecturas niponas no se encasillan el género y el destinatario, por lo menos como en occidente? Considerando que el manga se sigue leyendo de adulto.