lunes, 5 de febrero de 2007

prosas apátridas

Tras haber oído a alguien decir algunas cosas interesantes sobre Julio Ramón Ribeyro, quise saberlo todo sobre él. En Internet no encontré mayor cosa y en las librerías de Bogotá tampoco. Sin embargo, en la biblioteca Luis Ángel Arango encontré el volumen de sus cuentos completos editado por Alfaguara. Después de leer dos o tres o cinco cuentos suyos, Ribeyro entró a formar parte de mi lista de autores favoritos.


Un libro fantasma


Como toda la gente que hablaba de Ribeyro mencionaba sus Prosas apátridas, quise leer ese libro que con el paso del tiempo se me terminó convirtiendo en uno más de aquellos de los que tantos hablan pero que para mí son inaccesibles. Como no lo encontraba en ninguna librería ni en ninguna biblioteca, empecé a ver Prosas apátridas como un libro fantasma cuya existencia era casi una leyenda urbana más.

Y lo siguió siendo hasta hace un par de semanas que entré a la librería La Central de Mallorca buscando un libro de textos cortos de no ficción para recuperar el hábito de leer en mis ratos libres. Como en la mesa de novedades no había encontrado nada que me atrajera lo suficiente, me fui hacia la sección de narrativa latinoamericana. Y justo cuando estaba echando el primer vistazo me encontré con una edición de Seix-Barral de Prosas apátridas, de Julio Ramón Ribeyro.

Emocionado, cogí un ejemplar del libro y me puse a leer la contraportada y las solapas. Cuando, como hago siempre, examiné los datos del libro entendí por qué nunca había dado con él: además de que de Prosas apátridas solamente había una edición de 1975 y otra de 1986, la que yo tenía en mis manos era de enero de 2007. Por otra parte, en ese momento me di cuenta de que no tenía ni la menor idea acerca del tema del libro y de que lo que me había atraído desde el primer momento era su título.


Inclasificables y entrañables


Con respecto al título dice Ribeyro en la nota del autor: “El título de este libro merece una explicación. No se trata, como algunos lo han entendido, de las prosas de un apátrida o de alguien que, sin serlo, se considera como tal. Se trata, en primer término, de textos que no han encontrado sitio en mis libros ya publicados y que erraban entre mis papeles, sin destino ni función precisos. En segundo término, se trata de textos que no se ajustan cabalmente a ningún género, pues no son poemas en prosa, ni páginas de un diario íntimo, ni apuntes destinados a un posterior desarrollo, al menos no los escribí con esa intención. Es por ambos motivos que los considero ‘apátridas’, pues carecen de un territorio literario propio. Al reunirlos en este volumen he querido salvarlos del aislamiento, dotarlos de un espacio común y permitirles existir gracias a la contigüidad y al número”.



Sin pensarlo dos veces compré el libro, me fui rápido a mi casa y al llegar allí me senté a leerlo. Tras leer la nota del autor seguí con la prosa número 1, después con la 2 y luego con la 3 y así sucesivamente hasta que tuve que parar porque no quería quedarme con las manos vacías tan rápido. Después de un rato releí una y otra vez lo que ya había leído, lo cual me tranquilizó porque me di cuenta de que el sentido de esos textos breves era tan profundo que podía releerlos cuantas veces quisiera sin agotarlos.

Ribeyro escribió estos textos sueltos que encierran una visión del mundo absolutamente ecuánime y consistente con un estilo tan breve, económico, contundente e intimista, que leyendo sus Prosas apátridas me sentí como si estuviera dando vueltas en el patio de mi propia casa.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Los seguidores del gran Ribeyro somos pocos pero muy fieles. Gran noticia que por fin reediten Prosas apátridas. En Seix Barral también han publidado otra obra Ribeyro, La tentación del fracaso, su diario personal, para mí un libro inagotable, como el de sus Cuentos completos.

Está muy bien tu blog.

martín gómez dijo...

Ahhhhh, para mí Ribeyro ha sido un gran descubrimiento (aunque muy lento por el problema inicial de acceso a los textos, sobre todo cuando estaba en Colombia). Hace poco estuve leyendo en la biblioteca de la Universitat de Barcelona algunos apartes de La tentación del fracaso y confirmé una vez más mi impresión inicial con respecto tanto a la lucidez de Ribeyro como a la contundencia con la que expresa sus ideas.

Anónimo dijo...

Como lector antiguo de Ribeyro (no saben cuanto me entristecio su muerte en el 94, aunque solo tenia 13 anhos), me emociona leer este post y los comentarios.
La primera edicion de Prosas apatridas, en Tusquets hace infinitos anhos, tenia menos textos y un larguisimo prologo de Abelardo Oquendo tratando de explicarle al lector espanhol para que servia ese libro, de que estaba hecho (fue el primero de JRR en publicarse en Espanha, y para mi es el mas querido), como si Ribeyro lo necesitara.

Camilo Jiménez dijo...

NO había visto este post suyo. Fue de los primeros libros que comenté en mi blog. Para mí Ribeyro es de los más grandes. También nos encontramos en esto. Un gusto.

martín gómez dijo...

En otra entrada que se llama
'mi doble interés por lo literario y por lo extraliterario'
cito dos prosas maravillosa de Ribeyro.

De Ribeyro siempre me ha impresionado la lucidez y la contundencia de sus escritos.

Hace poco le regalé Prosas apátridas a un amigo y parece que quedó trastornado y que le cambió la vida.

Qué bueno coincidir también en esto, Camilo.
Martín.