el desarrollo del mercado del libro electrónico, según enrique dans
Dice Enrique Dans con respecto al desarrollo del mercado del libro electrónico:
'¿Pueden las editoriales sustraerse al impacto de Internet en su negocio? Las editoriales controlan factores muy parecidos a los de las discográficas: seleccionan, producen, distribuyen y promocionan, con un impacto en resultados que en muchos casos es superior al que depende de la calidad intrínseca del producto, y ponen a disposición de los clientes únicamente una pequeña cantidad del inventario. ¿Qué parte de un best-seller viene dada por la calidad del autor y cuánta del hecho de encontrarse en todos los escaparates mediante la distribución adecuada, criticado por los mejores críticos y mencionado en todos los telediarios? Sin embargo, en función de la trayectoria que se vislumbra, mi opinión es que la trayectoria es similar. Lo que ha mantenido hasta este momento al mercado editorial fuera del impacto disruptivo de la red ha sido la presencia de determinados atributos del producto que convertía en más conveniente la lectura de un libro físico frente a su contrapartida electrónica, atributos que, además, se encontraban perfectamente arraigados a lo largo de muchas generaciones. En breve, veremos una cada vez mayor proliferación de dispositivos de lectura progresivamente mejorados que proponen ventajas sobre la experiencia de producto (portabilidad, búsqueda, diccionarios incorporados, etc.) y tendremos una generación con poco apego al papel, unida a otra que se mantiene en él por factores no racionales, sino puramente románticos (”huele a libro”, “el tacto del papel”, etc.) Por otro lado, las editoriales juegan un papel de filtros e intermediarios entre los autores y los lectores, papel por el que perciben un margen importante: el autor medio percibe entre un 8% y un 10% sobre el precio de venta, mientras que la editorial corre con los gastos de fabricación, distribución y promoción, un esquema similar en su orden de magnitudes al existente en el mundo de la música. ¿Cuánto le queda a la industria editorial para empezar a sentir impactos parecidos a los sufridos por la industria de la música? ¿Cuánto para empezar a ver autores consagrados que se editan a sí mismos? ¿O para presenciar el crecimiento de mercados paralelos de sus productos?
¿Es posible, de alguna manera, aprender de experiencias anteriores? Posible sí, pero sumamente complejo. A los ojos de la mayoría de los directivos de la industria, la solución parece casi peor que el propio problema. Las variables a tener en cuenta en un proceso disruptivo son, desde mi punto de vista, la velocidad de difusión de la innovación, la participación de los actores en el proceso, y la estructura de márgenes. Si aplicamos lo aprendido en procesos disruptivos anteriores, el secreto debería estar en adelantarse a la generalización de la innovación participando adecuadamente en ella, y diseñar una estructura de márgenes revisada que no solo resulte razonable, sino que además disuada la creación de mercados paralelos. Pero la posibilidad de convertirse en un negocio de menores márgenes y sujeto a unas reglas diferentes es algo que, lógicamente, atrae poco a los participantes de la industria, ante la imposibilidad de establecer comparaciones con algo que todavía no ha tenido lugar, de manera que, en lugar de cambiar ellos mismos, optan por intentar cambiar todo lo que les rodea, el entorno en su conjunto, recurriendo para ello a todo lo imaginable. Pero este tipo de procesos de adopción tecnológica, cuando llega su momento, tienen lugar a gran velocidad. ¿Puede un sector de gestión tan tradicional como el editorial reconocer los indicios que el mercado ya está proporcionando, y reaccionar a ellos algo mejor de como en su momento lo hicieron las discográficas?'
De las explicaciones más ilustrativas, claras y certeras que he visto al respecto, así que sin comentarios de mi parte.
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