miércoles, 27 de febrero de 2008

¡y el traductor es ...!



A muchos el detalle puede parecerles irrelevante pero para mí es de lo más significativo: la aparición del nombre del traductor en la cubierta de un libro.


Esta práctica es bastante frecuente en los sellos que se dedican a editar obras críticas y en las editoriales universitarias porque en el ámbito académico la acogida de un trabajo depende en gran parte del reconocimiento del traductor y del investigador encargado de la edición, cuyo prestigio es una fuente de legitimidad.


En la edición meramente literaria, en cambio, el papel del traductor —como el de muchos otros—no suele gozar de mayor reconocimiento y visibilidad a pesar de la importancia que tiene. Es justamente por eso que me gusta y me entusiasma tanto ver el nombre del traductor en las portadas de Acantilado y de la colección PoliRitmos de Global Rhythm Press.



Los comentarios de algunos amigos traductores me hacen pensar que para ellos y para muchos colegas suyos este gesto es una forma de hacerle justicia a su trabajo.


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En las imágenes:


- No matarían ni una mosca, de Slavenka Drakulić (traducción de Isabel Núñez). Global Rhythm Press.


- Orwell periodista, de George Orwell (traducción de Miguel Aguilar). Global Rhythm Press.


- Dossier K., de Imre Kertész (traducción de Adan Kovacsics). Acantilado.


- A lo largo del camino, de Julien Gracq (traducción de Cecilia Yepes). Acantilado.

martes, 26 de febrero de 2008

sin señal


Por motivos de fuerza mayor, hoy [ el ojo fisgón ] no emitirá señal. Vuelvo mañana.

lunes, 25 de febrero de 2008

donde pongo el ojo... [ 23 ]



Lecturas en curso


Libros o Velocidad "Reflexiones Sobre el Oficio Editorial", de Jordi Nadal y Francisco García

Fondo de Cultura Económica

México D.F., 2005


Mi recomendado de la semana


Revista Hermano Cerdo, número 19 (de varios autores)


Mis libros favoritos


Todos estábamos a la espera, de Álvaro Cepeda Samudio

El Áncora editores

Bogotá, 1993


Me llama la atención


Bouvard y Pécuchet, de Gustave Flaubert.

Tusquets

Barcelona, 1999

viernes, 22 de febrero de 2008

dos artículos sobre la autopublicación

La autopublicación es un tema que nunca me había interesado mucho pero que a raíz de dos artículos que me encontré esta semana empieza a suscitarme algunas preguntas a las que me referiré en los próximos días. Los artículos en cuestión son los siguientes:


- “borders self-publishing and the idea of vanity”, en el blog if:book

- “self-publish boom challenging old order”, en The Guardian



Sobre la idea de vanidad, la entrada de if:book dice los siguiente:


‘In the realm of print, there is (or traditionally has been) something vain, pretentious, even delusional, in the laying out of cash to simulate a kind of publication that is normally granted, by the forces of economics and cultural arbitration, to a talented or lucky few. Of course, so-called vanity publishing can also come from a pure impulse to get something out into the world that no one is willing to pay for, but generally speaking, it is something we've looked down on. Blogs, MySpace, personal web pages and the like arise out of a different set of socio-economic conditions. The barriers to publication are incredibly low (digital divide notwithstanding), and so authorship online is perceived differently than in print, even if it still arises out of the same basic need to communicate. It feels more like simply taking part in a conversation, participating in a commons. One is not immediately suspicious of the author's credibility in quite the same way as when the self-financed publication is in print’.


Acerca de iniciativas de autopublicación como la de Lulu y Borders, la de Booksurge —comprada hace poco por Amazon—, la de iUniverse, la de Blurb o la de ColdTreePress, el artículo de The Guardian se refiere a los esfuerzos que están haciendo estas empresas para que incluso quienes menos saben de informática puedan gestionar fácilmente desde su ordenador personal la publicación de sus libros y, de esta manera, ampliar su mercado al máximo. Dice el artículo:


‘While self-publish companies stress the ease-of-use of their tools there is no doubt that authors – particularly those older and less computer-savvy – may be intimidated by going it totally alone. This has led to a subset of the self-publishing trend ... the rise in "assisted self-publishing" or "subsidy publishing" from companies such as Ecademy Press and AuthorHouse.


According to self-publish consultant, Mindy Gibbins-Klein, who operates The Book Midwife in St. Albans, Herts, that option could also be a better bet particularly for business people who want to write a book to demonstrate their insider knowledge on a particular subject.


"Using a cooperative publisher also ensures a greater level of quality control. If people are publishing to declare their expertise and raise their credibility in business, they need to make sure their books reflect that," she says.


It is not only business people who want to self-publish. Lulu's Pate says an ageing population, with more money, more life experience and more time on their hands to write will combine with the new and improving technologies to help drive the self-publish business.


"The ubiquitous use of Microsoft Word together with desktop publishing software, digital printing technologies and workflow solutions linked to the internet and "bang, you have got a whole new market that could not exist without each of those pieces together"’.

jueves, 21 de febrero de 2008

el punto de vista de una agencia de publicidad acerca de la campaña de buzzparadise para promocionar la colección de rba sobre la 2ª guerra mundial



A las observaciones hechas por José Antonio Millán y Txetxu Barandiarán con respecto a la campaña de marketing de influencia organizada por BuzzParadise para RBA, desde otro sector de la blogósfera ahora se suman las de la agencia interactiva Territorio creativo que a través de su blog eTc aborda el mismo caso desde un punto de vista que hace énfasis en los aciertos y los desatinos de la estrategia de comunicación y marketing.


Dice Juan Luis Polo:


‘no soy un blogger que escriba sobre historia, pero lo que le interesa es mi opinión acerca de la estrategia de marketing que han llevado a cabo: ¿es un buen concepto acercarse a los bloggers a través de esta fórmula?’


Polo constata dos hechos que por muy conocidos que sean vale la pena destacar: en primer lugar, las dificultades que representa la emergencia de los medios digitales para el soporte papel; y, en segundo lugar, el rezago del sector editorial en lo que a estrategias de promoción en Internet se refiere.


De hecho, a continuación Polo menciona el estudio “Tendencias Web 2.0 en el sector editorial” hecho por Javier Celaya porque el entorno en el que los usuarios empiezan a tener la posibilidad de difundir ampliamente sus opiniones gracias al uso de las herramientas participativas es justamente el eje alrededor del cual se articulará su análisis de la campaña de marketing de influencia hecha por BuzzParadise para RBA.


El autor de la entrada no tiene nada que objetar frente a los contenidos o a la calidad de la producción de la colección. Con respecto a la estrategia de promoción dice lo siguiente:


‘¿Y desde el punto de vista del marketing? Pues nada nuevo en el fondo: se quiere dar a conocer a gente que pueda extender el boca a boca o boca a oreja. ¿Es a través de bloggers la mejor manera? bueno, yo pienso que es una de las maneras, muy efectiva si se hace bien. ¿pero como se puede deducir que se está haciendo bien? (…) lo más importante es entender que cada blogger es diferente’.


Al final parece que aunque Polo opina que la campaña está bien orientada, considera que el kit de marketing ‘no motiva especialmente al blogger. Vamos, a mí no me ha motivado. Unas fotos nada espectaculares, hechas sin gana y un word con el texto corrido no me parecen excitantes: si queremos que hablen de nosotros, demos motivos para ello, ¿no? ;-)’.


Creo que la entrada de Juan Luis Polo destaca algunos elementos importantes a tener en cuenta a la hora de abordar una campaña para promocionar un producto cualquiera a través de los bloggers. Sin embargo, lo que más me parece interesante de traer a colación sus comentarios es la posibilidad de establecer un contraste entre los criterios que él considera importantes y los que tienen en cuenta quienes como José Antonio Millán y Txetxu Barandiarán están en el lado del sector del libro.

miércoles, 20 de febrero de 2008

alain robbe-grillet y la historia del nouveau roman

Ayer durante mi sesión de lectura de blogs de la tarde encontré en La république des livres una entrada en la que Pierre Assouline se refiere a la muerte de un miembro de la Académie française llamado Alain Robbe-Grillet. Después de leer las primeras líneas de la entrada de Assouline paso al siguiente blog porque en principio lo que pase en la Académie française me tiene sin cuidado. Más adelante encuentro más comentarios sobre la muerte de Robbe-Grillet en la sección de libros de Le Monde y en Guardian Unlimited Books.



Cuando entro al blog de Jean-François Fogel, su entrada de ayer mismo me llama la atención desde la primera frase:


‘Con la muerte de Alain Robbe-Grillet (1922-2008) se cierra el episodio del Nouveau roman, el concepto que tanto éxito tuvo fuera de Francia. No se trataba de un movimiento literario, ni de un grupo de amigos sino de la primera configuración de un paquete conceptual listo para su promoción. Al escribir una teoría e inventar una etiqueta con su libro Pour un nouveau roman (Para una novela nueva), publicado en 1963, Robbe-Grillet creó una dinámica alrededor de una serie de autores (entre ellos Samuel Beckett, Nathalie Sarraute, Claude Simon, Michel Butor, Claude Ollier, Robert Pinget) que compartían con él una misma casa editorial: Les éditions de Minuit’.


A continuación dice Fogel:


Le Nouveau roman era un concepto para universidades norteamericanas donde se escribieron un sinfín de tesis. Pero Beckett, Sarraute, Simon, Butor escribían según sus criterios y la voluntad de configurar un movimiento organizado alrededor de la objetividad del narrador, de la muerte de los personajes, del abandono de la emoción a favor de la mirada fría, no eran más que unas frases en una teoría apartada de una práctica (…)


(…) la muerte de Robbe-Grillet es la muerte de una figura. La muerte de un creador de productos culturales, no la pérdida del jefe de una escuela como André Breton lo era para el Surrealismo (…) la teoría de Robbe-Grillet provocó una degradación de la calidad literaria que todavía Francia no recupera’.


La curiosidad que me despierta la entrada de Fogel me hace volver al blog de Assouline, donde tras leer con cuidado encuentro la siguiente observación que me parece interesantísima:


‘Es cierto que el profesor Robbe-Grillet, al igual que el Nouveau roman al cual él tuvo el talento de darle cuerpo y materia después de que el editor Jérôme Lindon tuvo la idea de hacer posar a algunos escritores de Minuit contra el muro de su casa (Beckett, Sarraute, Simon, Butor, Ollier, Pinget, Claude Mauriac, Robbe-Grillet) le deben mucho al apoyo indefectible de Tom Bishop de la New York University’.


Lo que encuentro más interesante en todos estos comentarios es el impacto que tiene en la historia la intervención de un personaje que al escribir una teoría e inventar una etiqueta no sólo ofrece los elementos para promocionar una corriente que termina suscitando un especial interés más que todo por fuera de su país de origen, sino que también contribuye a generar una especie de mito alrededor de los autores que pertenecen a ella.


¿Existirá alguna similitud entre el origen del Nouveau roman y el de otros fenómenos más cercanos como el boom latinoamericano, en los que se conjugan ciertas características literarias y el impulso dado tanto por la industria editorial como por la academia?


A propósito del boom recomiendo echarle un ojo a la entrevista que le hizo Tomás Eloy Martínez a Luis Harss, que es considerado por muchos el creador de este fenómeno.

martes, 19 de febrero de 2008

entrevista a luis sábat, editor de elipsis ediciones / “buscamos textos que además de un rigor literario tengan una dimensión comercial”



Al montar Elipsis ediciones aprovechando las omisiones hechas por otras editoriales que desechaban textos que él consideraba que debían ser publicados, Luis Sábat le ha apostado no sólo a construir un catálogo con una perspectiva amplia y coherente a la vez sino también a ponerse al frente del posicionamiento de su marca promocionando él mismo los títulos que publica allí donde cree que estos pueden suscitar el mayor interés. Para Sábat esta estrategia marca una diferencia fundamental entre Elipsis ediciones y las grandes editoriales independientes en cuyo terreno aspira a jugar porque a su juicio éstas publican a un ritmo en el que la intensidad obedece más a la necesidad de cubrir una serie de obligaciones con su distribuidor que a la creación de un proyecto literario coherente.


Pascal Quignard, Frank Kermode, Delmore Schwartz, Christoph Hein, James Merrill y Laura Fernández son algunas de las cartas que tiene Luis Sábat en su juego.


M.G.: ¿Cuándo y por iniciativa de quién surge la idea de crear Elipsis ediciones?


L.S.: Fue una iniciativa personal orientada por mis apetencias como lector y por las omisiones de otras editoriales. Quise empezar a publicar aquellos títulos que todavía no habían sido editados en español. Quería ver traducidos al español libros escritos en otros idiomas que me gustaban y he venido publicando un título tras otro, generando así un proyecto editorial.


La idea surgió cuando empecé a ver títulos muy destacados de la narrativa actual que eran desechados por ciertas editoriales. Fue como una resistencia personal.


M.G.: ¿Cuáles son las motivaciones que condujeron a la creación de la editorial?


L.S.: Desde el punto de vista profesional en ese momento contribuyó mucho el hecho de que tras recibir una oferta de una editorial muy importante, algunas editoriales hubieran rechazado un título como Travesía nocturna porque no sabían quién era Clément Rosset. Se trataba de editoriales grandes, por lo cual a partir de allí dije ‘no puede ser, tengo que buscar la fórmula para poder publicarlo’. Eso fue como un detonante. Di un salto con base en las omisiones de los demás, en lo no publicado.


M.G.: ¿Cómo se definió el perfil de las distintas colecciones de Elipsis ediciones?


L.S.: La colección más importante —que supone aproximadamente el 80 % de nuestro catálogo— es la de narrativa de ficción contemporánea. Ahí encuentras una amalgama de textos caracterizados por la calidad y el rigor literarios, sin distinciones de nacionalidades, movimientos o generaciones. Nos centramos en una narración de calidad donde quiera que esté: en Oriente Medio, en México o en Alemania.


Luego hay una colección de ensayo llamada Duque de Lancaster, en la que hemos publicado a Clément Rosset y en la que también aparecerá La imagen romántica, de Frank Kermode. Esta colección se enfoca básicamente en títulos en los que la temática representa una rareza dentro de la trayectoria del autor o que son textos de carácter canónico en el tema que abordan. La imagen romántica, por ejemplo, es un libro del que necesariamente debes hablar al referirte al romanticismo inglés del siglo XIX.


Por último está la colección 2721, que es de poesía. Empezamos en septiembre con Anne Carson, seguimos con Jeff Clark y luego con James Merrill, que es un autor sorprendentemente no publicado anteriormente en español. De Merrill publicaremos La luz cambiante en Sandover, una obra monumental de alrededor de 500 páginas que en mi opinión es un compendio de la generación poética de la segunda fase del siglo XX americano.







M.G.: ¿Bajo cuáles criterios editoriales se eligen los libros que publica Elipsis ediciones?


L.S.: Los criterios cambian según la colección. En lo que es narrativa, cuando leo un texto me gusta muchísimo que transmita algo nuevo, que tenga una voz propia y que el autor cree un mundo diferenciado con respecto a lo que se ha publicado y a lo que se está escribiendo. A partir de ese criterio a mí ya empiezan a llamarme la atención ciertos textos. Me gustan las estructuras novedosas. Las historias lineales en principio no me gustan. Prefiero a los autores que experimentan. Aunque cuidado: me gustan las voces novedosas sin que ello signifique perder calidad. Por ejemplo, Pascal Quignard es un autor que tiene una voz narrativa propia y que se distingue clarísimamente sin que por ello pierda calidad o consistencia. Y ese es el enfoque que hemos querido darle a esta colección. Para historias lineales con finales felices ya hay otro tipo de sellos editoriales.


Una vez asumido este criterio de generar una voz narrativa, seguimos con la calidad y con unos criterios editoriales más o menos básicos como el tratamiento de personajes, la unicidad del texto, la forma como se trata el tema que se aborda y en menor medida la temática —un aspecto con el cual no hemos querido obsesionarnos. Es decir, que no vamos a caer en el juego de publicar cualquier manuscrito ambientado en la época Nazi que recibamos—. También cuentan esos famosos socavones narrativos como el hecho de pasar de la página cincuenta, que son aspectos fundamentales a la hora de elegir lo que se publica porque indican que el autor sabe mantener un tono narrativo potente que a mí como lector me enganche, me sugiera y me haga pensar que me gustaría publicarlo.


M.G.: ¿Cree usted que Elipsis ediciones está llenando un hueco que han dejado en el mercado tanto los grandes grupos como las editoriales independientes que ya están posicionadas?


L.S.: Pienso que nuestro hueco no se enfoca tanto a ser una editorial exquisita aunque muchas veces lo grandes grupos y sobre todo las grandes editoriales independientes te inciten a serlo, empujándote a una especialización excesiva y a llevar un ritmo de publicación acelerado. Nuestra idea es jugar en el mismo terreno de las editoriales independientes grandes buscando un texto que además de un rigor literario tenga una dimensión comercial. No porque no seamos Anagrama vamos a ser Nórdica. Pensamos que ahí hay un terreno y un perfil de cliente bastante desengañado de las editoriales independientes grandes que puede recabar en nosotros. Por lo tanto, ése es nuestro juego.


Salvando las distancias abismales, nos gusta enfocarnos en el mismo terreno de editoriales como Anagrama y Mondadori. No tengo problema en decir nombres porque he trabajado para ellos. Me identifico más con lo que publicaban antaño estas editoriales que con las editoriales exquisitas que aunque como lector me pueden gustar mucho, como editor diría que no hay un factor empresarial importante en el que también tenemos que enfocarnos. Y es ahí donde vemos nuestro target.


M.G.: ¿En qué consiste la estrategia tanto editorial como comercial de Elipsis para alcanzar y conservar una posición propia en el mercado?


L.S.: En primer lugar, un factor fundamental es la distribución. Es necesario contar con un distribuidor que comparta tu proyecto, que se ilusione con él y que, por lo tanto, lo implante al máximo. Cuando trabajas con tirajes cortos como nosotros el secreto consiste en implantarse al máximo. No nos sirve un distribuidor que deje la mitad del tiraje en sus almacenes. Necesitamos un distribuidor que nos implante el 80 % del tiraje.


En segundo lugar, es importante seleccionar un tipo de títulos en el que aparte de la calidad tengamos un perfil de lector que aunque no siempre se ajuste sea una guía en el momento de pasar a un tercer elemento que sería la promoción y la comunicación. Es clave contactar con creadores de opinión, con gente cuya opinión con respecto a un libro puede incidir en muchos otros lectores. No creemos en la promoción masiva. Hay veinte o treinta personas que pueden estar influenciando el gusto del 80 % de los lectores. Eso es así sobre todo si no eres un gran grupo porque si lo eres te vuelves indiscriminado en tu política de promoción: llamas tanto a la revista de la cadena de peluquerías como a Clarín o a Letras libres. Te da exactamente igual.


Nuestro criterio es muy diferente: buscamos la personalización del título de manera que cada persona a la que se lo enviemos esté informada directamente por mí. Como nuestra estructura es pequeña, no tenemos un equipo dedicado exclusivamente a llamar a medios de comunicación. Yo los llamo personalmente y les digo por qué me gusta el libro y por qué creo que a ellos les puede gustar. Luego ellos estarán o no de acuerdo pero es ese factor personal lo que nos distingue a las pequeñas editoriales de los grandes grupos o de las grandes editoriales independientes. En el juego con ese factor personal tenemos mucho terreno porque quieras que no también la prensa y los grupos de comunicación llegan a cansarse por la saturación de información. Ha de hartarles el hecho de que si una editorial publica veinte títulos al mes, los veinte sean buenísimos. Eso no es así. Si publico diez o quince títulos puedo no acertar en tres o cuatro. Muchas veces la crítica es una cuestión de preferencias. Yo sabré en cada momento si tal libro va a gustarle o no a un determinado crítico y puedo enfocar la comunicación en uno o en otro según las preferencias de cada cual. En el caso de Pascal Quignard, claramente le gustará a un crítico como Rafael Conte pero no les gustará a algunos otros. Éste es el juego por el que apuesto en mi estrategia de comunicación.


También hay un factor aleatorio por el que los editores tenemos algo de ludópatas. Soy como un mal jugador de poker o de ruleta. Cada vez que saco un título digo ‘es que éste me va a funcionar demasiado’ y luego funciona o no. Me pasó con Gonzalo Torné de la Guardia, que al final no funcionó tan bien. El que menos esperas que funcione termina funcionando y dices ‘¡ostras, es que no me lo puedo creer!’. El boca – oreja es un factor que no puedes controlar a pesar de que muchos departamentos de marketing se coman la cabeza intentando descifrar cómo funciona.


M.G.: ¿Qué distingue a Elipsis ediciones de otras editoriales independientes españolas?


L.S.: Me gustaría distinguir entre dos tipos de editoriales independientes: por un lado, aquellas que tienen una necesidad de publicación para cubrir unos costes y unas entregas para el distribuidor; y, por el otro lado, aquellas que como nosotros publican lo que realmente les gusta y les apetece. Si a Luis Solano le gusta Robertson Davies, pues a mí me gustará otro autor. Esto quiere decir que las preferencias de cada cual no les impiden a los demás desarrollar su plan de publicaciones ni les hacen daño aunque al final las diferencias no sean tantas.


Sí que empieza a haber una diferencia con las editoriales que pueden publicar del orden de más de cinco o seis títulos al mes, que caen en una especie de descontrol sobre el producto porque detrás de ese esquema hay una motivación económica relacionada con la necesidad de cubrir unos costes con el distribuidor. Lo digo porque lo he vivido desde adentro. No hay ninguna editorial que sacando cinco títulos al mes consiga que todos sean exquisitos. Y no me refiero únicamente a los grandes grupos, pienso también en editoriales independientes como RBA, Anagrama, Tusquets o Siruela.


A partir de ahí lo que nos puede distinguir es precisamente tanto la personalización y el cuidado con el título que se publica, como la coherencia con el proyecto literario. El hecho de que te puedas encontrar en la mesa de novedades ciertas editoriales con cinco títulos hace que digas ‘ostras, ¿pero estos dos qué tienen que ver uno con otro, qué coherencia tienen con el proyecto editorial que hay de fondo?’. Por otro lado, también nos distingue la posibilidad de mantener hasta el final una imagen de marca y una calidad a pesar de los vaivenes de los malos momentos de manera que el mercado no te obligue a modificar tu servicio de novedades. En síntesis, se trata de no convertirte en un oportunista editorial. Primero, no tenemos esa capacidad. Y, segundo, también marca una diferencia importante el hecho de que si tuviéramos esa capacidad no la ejerceríamos.


En el caso hipotético de que publicáramos libros de un autor estadounidense ‘x’ que ha ganado el Premio Príncipe de Asturias y que tiene novelas muy buenas, no publicaríamos todo lo que escribiera por el simple hecho de publicarlo. Me explico: si tengo un autor que ha publicado dos grandes libros pero el tercero es malísimo, no me interesa publicar ese tercer libro. No voy a entrar en ese juego por la simple rentabilidad que me da el autor.



M.G.: ¿Cuál sería su balance de la experiencia de la editorial hasta ahora?


L.S.: El balance es muy bueno. En el primer año hemos hecho un trabajo muy fuerte de implantación de marca. Hay muchísimas editoriales y muchas novedades diarias, de manera que siempre acabamos en un prescriptor definitivo que es el librero. Como el librero es quien criba, frente a él tienes que generarte una imagen que no es fácil de construir. No es una cuestión de dos meses y a veces ni con tres años lo consigues. Tienes que ir haciendo este trabajo poco a poco para que el librero detecte la coherencia y la continuidad de los títulos. Para mí el éxito de la editorial como marca consistiría en crear una expectación tal que el librero llegara a preguntarse ‘a ver, ¿qué va a publicar Elipsis?’.


Seguimos en ese proceso en el que Elipsis empieza a configurarse como una marca distintiva. Tampoco me disgusta que no se sepa dónde ubicarla en la mesa de novedades. Está claro que el tipo de títulos que publicamos nos define bastante. Lo que yo pretendía con la creación de esta marca era crear una inercia en el lector de otras editoriales. Me explico: que el lector de editoriales como Anagrama o Acantilado —y ahí tiene mucho que ver el naranja como color corporativo— tenga la tendencia a irse hacia nosotros. Y ese lector se sorprende. No es una opinión mía sino de los libreros. Dicen ‘ostras, parece que estás dándole una evolución natural a lo que ya había. Estás modernizando un poco este tipo de editoriales’.


Me refiero no tanto a Acantilado, que es una editorial que tiene un proyecto sólido y que como lector me encanta, sino a otro tipo de editoriales que tal vez se han estancado un poco y frente a las cuales hemos jugado un papel evolutivo arriesgando con textos y autores o jugando con formatos que ellos en principio no contemplarían. Inicialmente el lector se preguntaba, ‘bueno, ¿y esta gente a qué está jugando, dónde quiere posicionarse?’. Pues nos queremos posicionar en ese segundo, tercer o cuarto lugar que hay entre la editorial independiente fuerte y la editorial exquisita con pocos títulos y temáticas específicas. Sobre todo al principio nos costaba que nos ubicaran aunque ahora se empieza a hacer cada vez más esta asociación.


Admiro muchísimo editoriales como Gadir, minúscula, Libros del Asteroide, Nórdica, 451 o Funambulista porque tienen mucho mérito. Nunca me cansaré de elogiar el hecho de especializar tanto su contenido y de enfocarlo hacia cierta tipología de autores aunque yo no habría arriesgado tanto. No habría sido capaz. Cuando exploras una época literaria llega un momento en el que la mina empieza a agotarse y entonces se te abre un dilema: o sigues publicando cosas que sabes que no son tan buenas como lo que publicabas al principio o amplías tu visión cronológica. Yo no sabría qué hacer. En todo caso el trabajo de estas editoriales tiene mucho mérito. Puedo estar o no de acuerdo con sus decisiones porque no soy partidario de relegar ciertas épocas o ciertos países. Me parece que es algo que no te abre la mente para buscar literaturas en todo el mundo.


Ahora bien, sí que es verdad que si se cuida el texto porque éste es interesante y aporta valores literarios como lector seré el primero en comprarlo.


M.G.: ¿Podría adelantarnos algo con respecto a los libros que está preparando en este momento Elipsis ediciones?


L.S.: Para empezar, te doy la primicia de un título que es una rareza: aprovechando la fiesta del Día de Sant Jordi, vamos a publicar por primera vez en español las cartas completas de Jack el Destripador. Se titulará Cartas desde el infierno y será una edición bilingüe de las cartas enviadas por el propio Jack. No existía una traducción de estas cartas. Es una rareza con contenido que incluirá un prólogo y un epílogo disertando acerca de las distintas teorías sobre la identidad del personaje.


Antes tendremos a un autor español. Se trata de Javier Terrisse, con el título Miss que es una historia de ciencia ficción que va de masoquismo. Es un libro ilustrado de alto contenido literario. Las ilustraciones corren por cuenta de Sergio Sandoval, que se encargó de varios personajes de El laberinto del fauno. En mayo publicaremos En los sueños empiezan las responsabilidades, del norteamericano Delmore Schwartz. Luego saldrá un libro del alemán Christoph Hein y más adelante sacaremos Bienvenidos a Welcome, de la española Laura Fernández. Se trata de una escritora con una voz propia que bebe de Irvin Welsh y de John Fante. Lees el manuscrito y dices ‘¡ostras, parece mentira que esto lo haya escrito una mujer!’ porque el tono de lo que se lee y el tratamiento de los personajes son más característicos de la escritura de los hombres. Me llamó muchísimo la atención la forma tan dura, tan realista y tan seca como la autora aborda el tema de su libro.


En septiembre u octubre publicaremos a Georgi Gospodinov y una novela del norteamericano James Merrill.

lunes, 18 de febrero de 2008

donde pongo el ojo... [ 22 ]



Lecturas en curso


La literatura vista de lejos, de Franco Moretti

Marbot ediciones

Barcelona, 2008


Mi recomendado de la semana


if:book

Blog de The Institute for the Future of the Book

Nueva York


Mis libros favoritos


Ampliación del campo de batalla, de Michel Houellebecq

Anagrama

Barcelona, 1999


Me llama la atención


Paul Rand: Conversations with Students, de Paul Rand

Princeton Architectural Press

Princeton, 2008

domingo, 17 de febrero de 2008

lecturas de fin de semana [ 64 ] / curioso comentario de el niño con el pijama de rayas en microsiervos

Ayer encontré en Microsiervos un curioso comentario sobre El niño con el pijama de rayas, de John Boyne —publicado en español por Salamandra y que ha sido uno de los tres libros más vendidos en España durante los últimos meses—. Tengo que decir que debido a mis preferencias personales no he leído esta novela, que de momento no tengo pensado hacerlo, que me parece fundamental que cada quien escoja y juzgue lo que lee según su gusto y sus preferencias y, por último, que me llamaron mucho la atención los argumentos en los que se basa Wicho para hacer su comentario aunque no considero que la verosimilitud sea el criterio más consistente para juzgar el valor de una obra literaria.



Para quienes no conocen Microsiervos, cito la manera como es presentado por sus autores: ‘Blog personal más o menos geek: tecnología, ciencia, internet, gadgets…’. Según la red de bloggers Alianzo, Microsiervos ocupa el primer lugar en el ranking de blogs de España.


The boy in the striped pyjamas

Publicado por Wicho el 16/02/2008


The boy in the striped pyjamas. John Boyne - The John Boyne Official Website. Black Swan; New Ed edition (1 Feb 2007). ISBN: 0552773808. 224 páginas. Inglés. En español: El niño con el pijama de rayas.


(Nota: He utilizado a propósito la imagen de la cubierta de la edición en tapa dura de este libro para no destripar nada acerca de su argumento a primera vista. Si haces clic en el enlace a la edición en inglés llegarás a la página de la edición en tapa blanda, cuya portada sí da pistas acerca del argumento del libro.)


El primer ejemplar de este libro que tuve en mis manos fue la edición en tapa dura en inglés en la que los editores intentaban mantener la intriga acerca de su contenido no contando prácticamente nada acerca de este, práctica que se ha mantenido en la edición en español, así que me limitaré a reproducir ese texto para los que no quieran spoilers:


Estimado lector, estimada lectora:


Aunque el uso habitual de un texto como éste es describir las características de la obra, por una vez nos tomaremos la libertad de hacer una excepción a la norma establecida. No sólo porque el libro que tienes en tus manos es muy difícil de definir, sino porque estamos convencidos de que explicar su contenido estropearía la experiencia de la lectura. Creemos que es importante empezar esta novela sin saber de qué trata.



No obstante, si decides embarcarte en la aventura, debes saber que acompañarás a Bruno, un niño de nueve años, cuando se muda con su familia a una casa junto a una cerca. Cercas como ésa existen en muchos sitios del mundo, sólo deseamos que no te encuentres nunca con una. Por último, cabe aclarar que este libro no es sólo para adultos; también lo pueden leer, y sería recomendable que lo hicieran, niños a partir de los trece años de edad.



Pero en la edición en tapa blanda en inglés, que es la que acabé leyendo, la ilustración de la cubierta y el texto de la contraportada desvelan ya un montón de cosas acerca de la historia que de otro modo quizás tardarías un par de capítulos o tres en ir hilvanando, así que al final cuando empecé a leerlo tenía una idea bastante aproximada acerca de lo que contaba el libro… y acerté bastante de pleno.



Eso hizo que previendo lo que iba a pasar no me involucrara demasiado con los personajes, con lo que me daba un poco igual lo que les pudiera ocurrir, pero es que además los dos protagonistas principales del libro son absolutamente inverosímiles, así como las circunstancias en las que se conocen y mantienen un contacto casi diario, y no me sirve de disculpa que en las ediciones más recientes del libro se describa la historia como una fábula.



¿Cómo es posible que el hijo de un alto funcionario del régimen nazi no sepa quienes son los judíos ni que su país está en guerra en 1942? ¿Cómo es posible que no sepa pronunciar correctamente el título del Führer? ¿Cómo es posible que un niño judío internado en Auschwitz no sepa lo que está ocurriendo en este? De hecho, un niño de esa edad, igual que los enfermos y ancianos, habría sido casi con toda seguridad enviado a la cámara de gas nada más llegar. ¿Cómo es posible creer que Bruno y Schmuel puedan pasar horas cada día al lado de la alambrada del campo sin que nadie los vea y que esta esté lo suficientemente floja como para poder pasar por debajo, por no hablar de que en el MundoReal™ estaban electrificadas?



En fin, que para mi resultó ser un libro perfectamente prescindible por muy duro que sea el tema del que trata, o precisamente por culpa de eso, ya que no me pareció un tratamiento nada correcto.

viernes, 15 de febrero de 2008

the new yorker y el concurso para redefinir a eustace tilley



Hace poco The New Yorker organizó un concurso para redefinir al dandy Eustace Tilley. Las ilustraciones ganadoras del concurso están publicadas en la página Web de la revista desde hace unos días.



Las reglas básicas del concurso eran las siguientes:


'Eustace Tilley appeared on our first cover, in 1925, and has returned for nearly every anniversary issue since. Create your own version of The New Yorker’s iconic dandy for a chance to be featured on newyorker.com in celebration of our 83rd anniversary next month.


To enter, upload a jpeg of your interpretation of Eustace Tilley, at a minimum resolution of 72 dpi. Maximum file size is 1 megabyte. There is a limit of five entries per person/per e-mail address'.



Por otro lado, en una galería de Flickr están todas las participaciones, entre las cuales hay algunas divertidísimas. Recomiendo echarle un ojo tanto a la muestra de los ganadores como a las demás participaciones.