martes, 21 de julio de 2009

la vallejo reporta sobre librerías, libros, lectura y smart phones desde tokio



Desde hace una semanas Carolina Vallejo está en Tokio trabajando en el estudio del artista Daito Manabe y hoy me envió un reporte sobre las librerías, los libros, la lectura y los smart phones en Japón. Dice Vallejo en su reporte —que me gustó un montón—:





‘Es todo muy demente. El marketing es súper agresivo. La mayoría de los libros son de un formato súper bonito, un poquito más grandes que una libreta Moleskine y la mayoría tiene un papel increíble. El mercado de novelas para chica adolescente es inmenso, me da la impresión de que todas esas novelas son tipo Corín Tellado.


Como ve, las editoriales tienen mascota y venden muñequitos y demás productos con su marca además de los libros. Y los libros los llenan de letreros como de mercado de pueblo con los precios encima.


Casi todas las librerías a las que he entrado son enormes con un ambiente más bien maluco, tipo Barnes & Noble, pero me encontré el otro día una lindísima en Naka-Meguro, un barrio que me encanta, chiquitina, con una mesa en el centro para sentarse a leer. Además, venden café (horrible, eso sí).


Sobra decir que el manga es la regla y abunda en todas partes. El gabinete del baño de la oficina está repleto e intuyo que ésa es la norma en cualquier baño de esta ciudad.


Mucha gente leyendo manga en el metro, aunque debo decir que esperaba que TODO el mundo leyera manga y en realidad la mayoría está leyendo libros normalitos (al menos en el formato, ni idea si sean sobre paquidermos lunáticos). Lo del teléfono es impresionante. El iPhone es una maricada comparado con las cosas que tienen estos manes aquí. Pero me pareció increíble que hubiera un teléfono cuya promoción principal fuera la de ser un e-book displayer. Equiparando la venta de libros —o la lectura— con oír música en mp3. Advanced’.




Vallejo me está hablando de un mundo completamente distinto del mío y del que lo poco que conozco es por oídas. Sus impresiones me sugieren que muchas de las cosas que había oído decir sobre el mundo del libro en Japón no son ni leyenda urbana, ni cliché de película ni bluff de los medios de comunicación.


Para complementar lo que dice Vallejo y tener otra mirada del mismo tema desde una perspectiva distinta, les recomiendo echarles un ojo a las estampas japonesas —IIIIIIIV y V— que José Antonio Millán puso en su blog en noviembre pasado. En esta entrada hice algunas observaciones sobre varios aspectos de las estampas de José Antonio que me llamaron la atención.




Quizás ésta sea una buena ocasión para dejar de preguntarnos 'qué pensarán de nosotros en Japón' y para echarles un ojo a las cosas que se están haciendo allí.


lunes, 20 de julio de 2009

el prescriptor



En su libro La edición independiente como herramienta protagónica de la bibliodiversidad el investigador francés Gilles Colleu define al prescriptor en los siguientes términos:


‘Esta figura engloba a todas las personas u organizaciones que contribuyen a tomar las decisiones de compra y a la lectura de ciertos libros. Básicamente incluye a todos aquellos que pueden —de alguna forma— llevar adelante la tarea de recomendar un libro, por lo que puede enumerarse bajo este ítem a profesores, especialistas, asociaciones, ferias, formadores de opinión, periodistas, críticos, etcétera’.


¿En qué medida contribuyen a la visibilidad, a las ventas o a la lectura de un libro un comentario de Enrique Vila-Matas en El País, una recomendación de Oprah Winfrey en su show, una frase aparecida inicialmente en el Moleskine literario que se cita en la faja que lo acompaña, una reseña de Rodrigo Fresán en el suplemento Radar libros de Página/12, su presencia en la mesa de novedades de una librería y la recomendación del librero de ésta, su mención por parte de un líder político o un gesto de éste alrededor suyo, una frase suelta en una conversación de cafetería que se sostiene con alguien cercano, un escándalo protagonizado por su autor o la muerte de éste, un consejo de un bibliotecario o un comentario de El lamento de Portnoy?





Estas preguntas vienen a propósito de un mail que Camilo Hoyos me escribió esta mañana tras leer una noticia. En su mail Camilo comenta la manera como recientemente dos gestos de dos líderes políticos bastante mediáticos, polémicos y populares entre ciertos sectores sociales han contribuido a disparar las ventas de dos libros: en primer lugar, el regalo de un ejemplar de Las venas abiertas de América Latina por parte del presidente venezolano Hugo Chávez a Barack Obama; y, en segundo lugar, la declaración en la que Obama decía hace unos mese que Netherlands es su novela favorita.


Por un lado, un líder carismático y populista entregándole al icono por excelencia del poder mundial un libro de culto de la izquierda latinoamericana publicado hace 36 años y considerado por muchos como una obra poco seria para rojos trasnochados y cooperantes incautos; y, por otro lado, la nueva encarnación de ese mismo icono, que se proyecta a sí misma y es percibida por muchos como una nueva forma de ejercer el poder, haciéndole un guiño público a una novela que sin ser un best seller ya había alcanzado una cierta notoriedad.


En relación con el tema de la prescripción, ver las entradas "la influencia de los prescriptores de opinión" "mis dealers" y "has de seducir al librero".


jueves, 16 de julio de 2009

please allow me to introduce margarita valencia



Mi primer contacto con Margarita Valencia fue a través de la columna que ella escribía en la revista El malpensante hacia finales de los años noventa. Se trataba de un ensayo literario breve, contundente e impecablemente escrito que yo leía en cada número de la revista hasta que dejó de aparecer. Como lector le perdí el rastro a Margarita hasta 2004, cuando trabajaba en una revista llamada Horas en la que ella escribía unos artículos magistrales sobre la literatura y la manera como hoy en día nos relacionamos con ella. Luego no volví a saber nada de ella hasta que Camilo Jiménez me dijo que tras haber montado el proyecto Bogotá, Capital mundial del libro 2007 estaba dirigiendo la Biblioteca Nacional de Colombia. Después la revista Arcadia empezó a publicar unas columnas suyas similares a las que escribía para El malpensante y Horas.


Aclaro, yo no conocía personalmente a Margarita. Simplemente la seguía a través de los textos que publicaba aquí y allá. La culpable de que ahora la conozca y de que ahora ella, Pablo Odell y yo estemos trabajando en el Observatorio Iberoamericano de la Edición Independiente (OBIEI) es Elena Martínez, que me la presentó en la fiesta del Veracruz durante la FIL de Guadalajara de 2008.





Hechas estas precisiones, entro en materia. En su edición número 72, de agosto - septiembre de 2006, El malpensante publica una entrevista que Catalina Arango le hizo a Margarita. En esta entrevista titulada "El oficio del editor" Margarita habla de la manera como ella concibe el papel del editor, de los efectos de la fusión en el ámbito hispanohablante de las figuras del publisher y del editor, de su idea de lo que es un libro bien editado, del rigor bajo el cual deben regirse los distintos oficios que intervienen en la edición de un libro, de la manera como se edita hoy en día, de su carrera como editora, de las figuras que la han influenciado a lo largo de ésta, de la edición universitaria y del rol que a través de una articulación entre el trabajo de sus profesores y el de sus editoriales deberían jugar las universidades en la preservación del patrimonio intelectual de un país.


Como lo que más nos interesa en estos días es lo que tiene que ver con la edición independiente, a continuación reproduzco lo que Margarita dice al respecto en esta entrevista —dado que ésta se hizo en 2006, valdría la pena preguntarse qué ha cambiado y qué sigue igual desde entonces—:


‘La cantidad de editoriales independientes que hay en un país es una señal inequívoca de la tolerancia de la sociedad a la libre circulación de las ideas’.


'En las editoriales universitarias los editores son sirvientes de los inmensos egos de los profesores. En las comerciales, son sirvientes de los inmensos egos de los dueños, o de los señores de mercadeo'.


En respuesta a la pregunta '¿Cómo describiría la industria editorial colombiana?':

'Como una industria conformada, en este momento, por dos grandes empresas editoriales españolas que son Alfaguara y Planeta, básicamente. También está Norma, que viene muy detrás en el aspecto editorial, que ha perdido mucho espacio —porque Norma tuvo un momento de empuje literario muy fuerte, cuando Ana Roda y yo estábamos allá, aunque suene feo decirlo— pero digamos que está en el juego, y es un tercer jugador que sirve para mover las fichas. Por otro lado, no hay editoriales independientes, es decir, aparecen y desaparecen como hongos'.


'Pero la industria editorial colombiana es la industria editorial española con unos piquitos locales: hace lo mismo que la gran industria editorial española. Le apuesta a los nombres comerciales, deja a los autores muy desprotegidos; es decir, no los acompaña, no invierte en su promoción, no los consiente: es que es muy difícil sacar un libro para lo pongan en un estante, le hagan dos entrevistas al autor y punto. Y, en general, uno no ve en la industria editorial de este país grandes ni pequeños editores, uno no ve editores. Lo que ve son multinacionales dictando lo que se debe publicar, y lo que se debe publicar para ellos es lo que vende. Pero, por otro lado, a los autores nunca les fue mejor que ahora. Porque estas empresas necesitan productos nuevos todo el tiempo, y tienen un rasero muy bajo. Un rasero por encima del cual básicamente en Colombia se publica cualquier cosa; como en todo el mundo'.


Lúcida, aguda y contundente, como siempre.


Una pregunta antes de terminar: ¿por casualidad alguien sabe de qué se ríe Margarita en la foto?

miércoles, 15 de julio de 2009

formarse en tiempos de cambios



Ayer en la tarde estuvimos con Pablo Odell dando un curso de introducción a los e-books y a los e-readers en el Postgrado en Producción Industrial del Libro que organiza el IDEC, de la Universitat Pompeu Fabra. Durante cuatro horas sostuvimos una charla con un grupo conformado por dos diseñadoras mexicanas —entre ellas mi amiga Dardané—, una historiadora del arte y un arqueólogo barceloneses, una editora de Chile y dos profesores de diseño de Tarragona. Como verán, un grupo diverso en términos de oficios, de procedencias y, por lo tanto, de experiencias.





Los comentarios y las preguntas que los estudiantes pusieron sobre la mesa son sintomáticos no sólo del estado actual del sector del libro tanto en España como en Iberoamérica, sino también de la actitud de algunos de los segmentos que lo componen frente a estos tiempos de cambios: '¿dónde puedo comprar e-books?' '¿Qué debo hacer para publicar los libros que edito en versión e-book?' '¿Cuándo va a despegar el mercado de los e-books?' 'No sabía que la pantalla de un e-reader no tenía retroiluminación'. '¿Qué está haciendo la industria editorial en español en el campo de los contenidos digitales?' '¿Cómo se gestionan los derechos de autor de un título para sacarlo en versión e-book?' '¿Por qué a la casa matriz de mi editorial en España no le interesa traer aquí a los autores que publico en mi país?' '¿Hay un rol para el editor en la era de la edición de contenidos en formato digital?'





Cuando se plantea una charla con un formato flexible este tipo de preguntas y comentarios se incorporan al guión en lugar de salirse de él. Y en tiempos de cambios lo único que se puede hacer es dar pistas para resolver estas preguntas y no respuestas definitivas.

martes, 14 de julio de 2009

“al mal tiempo, bellos libros”, según el librero david roa

En la última edición de la revista Arcadia hay un interesante artículo del librero David Roa cuyo título habla por sí solo: “Al mal tiempo, bellos libros”. Así empieza David su artículo en el que se refiere al trabajo que están haciendo distintas editoriales independientes y exquisitas tanto en Colombia como en España:


‘Probablemente la mayoría de gente que compra libros no le da mucha importancia a la calidad del papel o a la diagramación; a veces incluso poco importa la editorial que publica el producto. Sin embargo, en la práctica, para cualquiera es grato poder leer un libro con espacios generosos entre las líneas, márgenes amplias, con una fuente delicada y clara y con un papel lo suficientemente grueso que impida que las letras al respaldo distraigan la lectura’.


Según David, entre las editoriales que están haciendo este tipo de libros en Colombia se destacan Tragaluz Editores, Domingo Atrasado, Eafit o La silueta.




Con respecto a los lectores a los que les gusta tener libros cuidadosamente editados, David continúa diciendo:


‘Del mismo modo, algunos lectores compulsivos están muy pendientes de estos cuidados, y no dudan en volver a comprar un título ya existente en su biblioteca si lo encuentran bellamente editado, o se arriesgan con una obra desconocida si la presentación del libro es impecable o la editorial que lo publica se ha ganado su confianza. Estos lectores son los que preguntan por las novedades de editoriales como Acantilado, Siruela, Valdemar o Galaxia Gutenberg’.


Luego David celebra el hecho de que desde hace un tiempo sea posible encontrar en Bogotá los títulos de algunas otras de las editoriales españolas cuyos libros se caracterizan por estar cuidadosamente editados:


‘Hoy en día los bibliófilos de Bogotá pueden encontrar libros de editoriales nuevas por estas latitudes, como la colección de cuentos Los ojos de Davidson, de H. G. Wells en la edición de Atalanta; El secreto del bosque viejo, de Dino Buzzati de la editorial Gadir, o Calcomanías, de Oliverio Girondo de la editorial Renacimiento. También la excelente presentación de Lo infraordinario, de Georges Perec, o El vacío perfecto, de Stanislaw Lem de Impedimenta, que junto a otras siete editoriales hace parte del proyecto Contexto, ganadores del Premio Nacional a la mejor Labor Editorial Cultural 2008, concedido por el Ministerio de Cultura de España. Algunas de estas, como Libros del Asteroide, Barataria, Global Rhythm y Sexto piso, ya se pueden conseguir en Colombia’.


Como siempre, el precio es un tema crítico a la hora de hablar de libros importados:


‘Los precios de muchas de estas editoriales son apenas más altos que el promedio en España pero, lastimosamente, a Colombia llegan mucho más costosos’.


David cierra su artículo con un tono optimista y entusiasta:


‘Agrega además que la Crisis, con mayúscula, se lleva bien con la Literatura, con mayúscula, y que sin duda ellos sobrevivirán a ella, aunque no tan seguramente a sus exigentes horarios de trabajo, su desorden alimenticio y sus pocas horas de sueño. Al parecer, editores como los del Proyecto Contexto o Editorial Media Vaca y los proveedores y libreros que trabajan con ellos, coinciden por ahora en desestimar la crisis. Para unos, como Rangel, la crisis es una característica natural del sector editorial, mientras que para otros la crisis es su momento ideal. Sería bueno pensar que es más lo segundo que lo primero, y que la proliferación de nuevas editoriales exquisitas e independientes en las mesas de novedades de las librerías es un síntoma de una buena época para el mundo de la edición. Una época en la que los editores son verdaderos editores’.


Habrá que ver de qué manera las ventas de estos libros se ven afectadas en países como Colombia, donde según tengo entendido los efectos de la crisis hasta ahora empiezan a sentirse.


En el artículo salta a la vista que su autor es un lector atento y un librero con oficio —quienes hayan visto a David en acción saben de qué estoy hablando—.

lunes, 13 de julio de 2009

donde pongo el ojo... [ 77 ]



Lecturas en curso


El agrio, de Valérie Mréjen

Periférica

Cáceres, 2009


Mi recomendado de la semana


Revista B:MAG, número 1

Booktailors

Lisboa, 2009


Mis libros favoritos


Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare

Alianza editorial

Madrid, 2008


Me llama la atención


Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson

Acantilado

Barcelona, 2009

jueves, 9 de julio de 2009

publicar menos para publicar mejor, según pierre assouline

Esta mañana en La république des livres apareció una interesante entrada titulada "Publier moins pour publier mieux" ("Publicar menos para publicar mejor") en la que Pierre Assouline va directamente a cuestionar el volumen de novedades editoriales que aparecen cada año. El encabezado de su entrada es el mismo de cada año en esta misma época: cuántas novelas serán publicadas en la próxima rentrée littéraire, si se publican más o menos que en la del año pasado y poca cosa más.


Esta vez, sin embargo, Assouline va un paso más allá y plantea una reflexión que sugiere tímidamente que el volumen de lo que se publica incide sobre la calidad de la oferta editorial. Dice Assouline en su entrada de hoy:


‘¿El Centre National du Livre, que gestiona las ayudas y las subvenciones, no había señalado esto hace dos años bajo la batuta de su antiguo director Benoît Yvert, sugiriendo que ayudaría menos para ayudar mejor? Entonces por qué no publicar menos para publicar mejor, sólo que esta medida habría debido imponerse sin dudarlo hace ya mucho tiempo sin esperar a que la fórmula se convirtiera en un slogan’.





En síntesis, una selección más cuidadosa de lo que se publica debería traer como consecuencia una reducción de los títulos sin por ello afectar la diversidad de la oferta. Como tantas otras cuestiones, en El nuevo paradigma del sector del libro Manuel Gil y Francisco Javier Jiménez formulan mejor que nadie el tema de la sobreproducción injustificada cuando dicen que ‘en la era del hiperconsumo triunfa la lógica de la sobreabundancia: asistimos a una dinámica acelerada donde la lógica del más convive con la del mejor; ambas se desarrollan simultáneamente. Esto supone que la incontinencia editorial en producir más y mejor conlleva una bulimia creciente de títulos impresos que pone a la industria al borde de una reconversión acelerada’. Y luego añaden que ‘a las grandes editoriales les interesa la sobreproducción, al menos en teoría, ya que aumenta las posibilidades de generar un superventas’.


Una reflexión interesante para el sector en su conjunto, ¿no?


Aunque los grandes grupos son en gran parte los responsables de esta situación, valdría la pena ampliar la reflexión a los pequeños y medianos editores porque el tema les concierne a todos independientemente de su tamaño. Desde ya anticipo que la reflexión que estamos planteando y las líneas de trabajo que estamos desarrollando en el Observatorio Iberoamericano de la Edición Independiente (OBIEI) van en esta dirección.


Una última cosa: Assouline se refiere a la disminución del porcentaje de novedades de literatura francesa y al aumento de títulos provenientes del extranjero en la rentrée littéraire de 2009 —curiosamente, la literatura en castellano es una de las beneficiadas en esta tendencia:


'229 novelas [extranjeras] anunciadas, es decir una veintena más que el año pasado. Un incremento tan notable como la disminución de la de literatura francesa. Basta con mirar un poco más de cerca las listas de los libros de ficción más vendidos en Francia en un año para alegrarse de una cierta liberalización de la curiosidad, fenómeno que nos parece natural pero que no lo es, por ejemplo, en los Estados Unidos donde, por el contrario, se observa un verdadero proteccionismo de la mentalidad, más bien sufrido que elegido, habiendo los editores decidido hace mucho tiempo que ellos tenían allí todo y lo mejor y que, en consecuencia, sus lectores no necesitaban historias de ficción escritas en lenguas distintas del inglés’.


¿Es que ya ni siquiera los franceses se interesan por la literatura francesa?

miércoles, 8 de julio de 2009

javier lópez yáñez en la expedición bogotá 2009


A la expedición que haremos a partir del  próximo 10 de agosto a Bogotá para presentar eObservatorio Iberoamericano de la Edición Independiente (OBIEI) en la 22ª Feria del Libro se ha sumado Javier López Yáñez, quien además de ser el librero de la mítica librería sevillana Repiso libros ha dirigido durante los últimos siete años la Feria del Libro de Sevilla





Tras ofrecernos colaborar con el OBIEI, Javier se une a la expedición en calidad de observador. Estamos seguro de que la presencia de Javier en Bogotá y su cercanía al OBIEI será muy provechosa para todos y de que la feria será un escenario donde él podrá compartir con otras personas del sector su vasta experiencia como gestor cultural tal y como lo ha hecho con nosotros. Basta con ver en lo que se ha convertido la Feria del Libro de Sevilla desde que él está al frente suyo.


¡Bienvenido, Señor Director!