miércoles, 26 de noviembre de 2008

fil [ 1 ] / guadalajara, ese crossroads


Esta noche salgo hacia Guadalajara, así que desde mañana estaremos con el ojo bien abierto para dar cuenta de lo que pasa en ese crossroads donde se encuentran los actores del sector editorial de América Latina, España y los Estados Unidos que es la Feria Internacional del Libro (FIL).




Como habrá trabajo en equipo con Tökland, le sacaremos todo el provecho al hecho de que seis ojos —los de Pablo, los de Garci y los míos— vean más que dos.

lunes, 24 de noviembre de 2008

las estampas japonesas de josé antonio millán

Durante las últimas semanas José Antonio Millán ha venido publicando en El blog del futuro del libro una serie de entradas llamada “Estampas japonesas” en las que recoge algunas observaciones de un viaje suyo a Japón.





Tres observaciones de José Antonio me han llamado particularmente la atención:


1. Sobre la costumbre de forrar los libros:


‘¿Por qué se forran los libros? Podría pensarse que es para protección de las cubiertas. Pero visto con los ojos de mis informantes japoneses la cuestión es aún más sutil: se cubre la cubierta del libro para no emitir públicamente ningún juicio. Muchos libros están revelando al exterior las opiniones de sus portadores y esto, en una sociedad como la japonesa, sencillamente no se hace’.


Ver: Estampas japonesas I: el libro oculto


2. Sobre la diferencia entre la lectura de libros y de prensa en el transporte público:


‘A diferencia de la omnipresencia de los libros en los transportes públicos, se ve mucha menos gente leyendo periódicos. ¿Por qué? Probablemente porque en los atestados vagones de metro el despliegue de un periódico causa molestias a los vecinos. Esto es lo que explica, bilingüemente, uno de los muchos carteles de educación pública presentes en Tokyo. (Traducción del algo extraño inglés del cartel: "Si vas a leer palabras durante la hora punta, desearíamos que también leyeras entre líneas")’.


Ver: Estampas japonesas III: periódicos y revistas


3. Sobre la lectura en pantalla y los cambios en los hábitos de lectura:


‘Además del profundo cambio en prácticas de lectura que está suponiendo usar el móvil, los libros impresos están experimentando un cambio, en gran medida influidos por el teléfono. La forma tradicional de escribir el japonés es de derecha a izquierda y de arriba a abajo (eso supone que un libro japonés se abre por lo que nosotros consideraríamos el final) (…)


Sin embargo, en el teléfono móvil y en los displays de las pantallas el texto se lee de izquierda a derecha y en horizontal, porque se trata de artefactos de presentación de lenguaje escrito diseñados para el alfabeto latino. En la pantalla de avisos de arriba (tomada en un tren) se puede comprobar este hecho (…)


Es sorprendente que un elemento tan característico de una cultura, como es la dirección de lectura, esté en proceso de modificación, prácticamente ante nuestros ojos, pero la sociedad japonesa ha dado muchas muestras de su adaptación a todo tipo de cambios’.


Ver: Estampas japonesas IV: dirección de lectura


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De José Antonio me gustan muchísimo su capacidad de fijarse en estos pequeños detalles, el registro gráfico que hace de ellos y la agudeza y pertinencia de sus observaciones.


A quienes les interese ver más cosas de José Antonio en esta misma línea, les recomiendo visitar su página Web y echarles un ojo a dos de sus libros: Flor de farola —publicado por Melusina en 2006— y Quasibolo —que publicó RBA en 2007—.



Nota: imágenes tomadas de la serie “Estampas japonesas” de El blog del futuro del libro y de la página Web de José Antonio.

jueves, 20 de noviembre de 2008

donde pongo el ojo... [ 58 ]



Lecturas en curso


El tigre blanco, de Aravind Adiga

Miscelánea Ediciones

Barcelona, 2008


Mi recomendado de la semana


Momentos estelares de la historia de la humanidad, de Stefan Zweig

Acantilado

Barcelona, 2003


Mis libros favoritos


Bandoleros, gamonales y campesinos, de Gonzalo Sánchez y Donny Meertens

El Áncora editores

Bogotá, 1998


Me llama la atención


Cuentos reunidos, de Clarece Lispector

Ediciones Siruela

Madrid, 2008

miércoles, 19 de noviembre de 2008

los blogs y la falta de seriedad

En nuestro medio en principio nadie se lo toma a uno en serio cuando uno dice que tiene un blog —y menos si de entrada a uno se le llega a ocurrir definirse como blogger—.


La gente que no está metida en este rollo debe pensar que un blogger es un ñoño de 147 kilos y gorra que está encerrado en su habitación frente a un escritorio con tres pantallas en las que hay diecisiete ventanas abiertas y que tiene una torre con cuatro discos duros petados de pelis, un teclado lleno de migas, un joystick, un par de posters de El señor de los anillos y de Angelina Jolie, muchas latas de Coca-Cola vacías y montones de cajas de pizza arrumadas por todas partes.



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No ando diciendo a los cuatro vientos que tengo un blog en parte porque no me gusta hablar mucho de mí y en parte porque soy consciente de que la mayoría de las veces ciertos asuntos que considero importantísimos no les interesan a los demás tanto como a mí.


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Estoy tan acostumbrado a que eso de los blogs se tome tan poco en serio, que cada vez que por alguna razón me veo en la situación de decir que tengo un blog me cuesta trabajo contener una risita socarrona exactamente idéntica a la que tratan de ocultar los interlocutores más prudentes.


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Lastimosamente en nuestro medio todavía es un poco ridículo pretender acreditarse en un evento como blogger. Las pocas veces que lo he intentado, cuando me preguntan a qué medio vengo a representar digo ‘a ninguno, en realidad tengo un blog sobre las tendencias del mercado editorial’. Normalmente las teleoperadoras me contestan ‘lo siento pero las acreditaciones son sólo para prensa’. Pero si estoy en el mood de ponerme pesado e insisto un poco y les explico bien a las teleoperadoras qué es un blog y de qué va el mío, al final consigo mi acreditación. Cuando me preguntan el nombre del blog se me sale otra vez la risita socarrona —que ésta vez también es autoburlesca— porque si a uno de entrada no se lo toman en serio como blogger, mucho menos van a hacerlo si su blog se llama [ el ojo fisgón ].


A la hora de bautizar mi blog debí habérmelo pensado mejor. Nombres como “El vademécum de los libros”, “Libri sacri sunt” o “De libros, letras y algo más” me habrían ahorrado una que otra situación de incomodidad en estos momentos.


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El blog me ha servido para aprender más sobre los temas que me interesan y para mantenerme al tanto de su evolución. Es por esto que el monitoreo permanente de unas cuantas fuentes fundamentales es clave.


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Escribir a diario —en la medida de lo posible— me ayuda a articular ideas dispersas, a darles forma y a poner las cosas en claro. Volver una y otra vez sobre un mismo tema me ha ayudado a depurar las ideas y a encontrar soluciones a temas que durante un buen tiempo no había podido resolver.


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Tener el blog todo el tiempo en la cabeza me ha vuelto más receptivo con respecto a señales que circulan por ahí y me ha hecho mantenerme con los ojos abiertos, lo cual me ha ayudado a identificar nuevos temas de trabajo y nuevas perspectivas para abordarlos.

martes, 18 de noviembre de 2008

autores que hacen justicia con sus propias manos: javier moreno y la promoción de Lo definitivo y lo temporal (inventario de objetos perdidos)

Hay editoriales que hacen muy poco o incluso nada por promocionar los libros que publican. Si usted es un autor que ha tenido el coraje de sentarse horas y horas a escribir un libro sin que en principio nadie le pague por ello y que, como quien no quiere la cosa, ha venido robándole ratitos a su tiempo libre, al de dormir y al de estar con su familia, cuando acabe su libro los problemas hasta ahora estarán empezando para usted. Una vez acabe su libro tendrá que encontrar quien se lo publique y cuando ya tenga editor —en caso de que lo consiga— tendrá que estar encima suyo para que promocione ese montoncito de papel que a usted tanto le ha costado parir.


Frente a la negligencia de ciertas editoriales a la hora de promocionar los títulos que publican hay autores que empiezan a hacer justicia con sus propias manos, como ha hecho Javier Moreno al montar un curioso sitio Web para dar a conocer su libro de cuentos Lo definitivo y lo temporal (inventario de objetos perdidos) —publicado recientemente por el Fondo Editorial de la Universidad EAFIT, de Medellín—.



Llama la atención el hecho de que una editorial universitaria que se caracteriza por estar esforzándose desde hace varios años por construir un catálogo tan interesante le preste tan poca atención a la promoción de los títulos que publica —de hecho en su página Web no hay ningún rastro de Lo definitivo y lo temporal (inventario de objetos perdidos)—.


No voy a hacer ningún comentario con respecto al libro pero sí diré que el sitio Web recoge y expresa muy bien el espíritu de éste y de su autor. El sitio Web Objetos perdidos le propone al usuario una serie de links hacia contenidos tanto propios como externos para que los recorra saltando de uno a otro a su antojo.



Les recomiendo que se echen una pasada por Objetos perdidos para descubrir lo que Javier propone allí y para que se antojen de leer Lo definitivo y lo temporal —cuya primera edición parece estar a punto de agotarse, aparentemente debido al tamaño del tiraje—.


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Javier es un tipo súper curioso, inquieto y polifacético que siempre se involucra a fondo con cualquier cosa que haga sea como matemático, blogger, editor de la revista HermanoCerdo, gestor de Gacetilla, autor de artículos para revistas, cocinero o conversador. Su libro y lo que está haciendo para darlo a conocer dan fe de que a Javier no le vienen bien las aguas tibias.

lunes, 17 de noviembre de 2008

¿bloguear para qué?


Tal vez porque muchas veces me he dejado llevar a la ligera por la euforia de la novedad, no soporto cuando en momentos de cambio aparecen pronunciamientos que proclaman “el inicio de una nueva era en…”, “la muerte de…”, la revolución de…” o “the end of the world as we know it”.


Desde que oí hablar por primera vez de la movida de los blogs he recibido miles de comentarios entusiastas a favor y en contra de éstos: que el blogging evoluciona como una nueva forma literaria en la medida en que está revolucionando nuestra idea misma de la escritura, que en la blogósfera sólo hay basura porque el blogger no está sometido a ninguna instancia externa de validación, que los bloggers van a acabar con los medios convencionales porque ellos están donde suceden las cosas mientras que a un periodista le tomaría horas llegar hasta allí, que los bloggers carecen de credibilidad porque son freaks escondidos bajo la imagen de lo que quieren y no han podido ser y que todos los blogs son o un querido diario que ni siquiera les interesa a tus amigos o un cúmulo de opiniones sin fundamento con respecto a temas sobre los que no sabes un pepino.


Estos comentarios suelen producirme desconfianza porque parecen proclamas politiqueras de esas en las que evitar señalar los matices es una fórmula al servicio de la eficacia retórica y porque en medio de la euforia de la novedad quieren hacernos creer que lo ven todo clarísimo cuando en realidad carecen por completo de perspectiva.


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En su charla en Kosmopolis el periodista y blogger francés Francis Pisani recomendó leer el artículo “Why I Blog”, publicado por Andrew Sullivan en la revista The Atlantic. Este fin de semana hice la tarea y leí el artículo de Sullivan, en el que encontré unos cuantos puntos interesantes.





En primer lugar, un par de anotaciones relacionadas con la urgencia de escribir justo cuando las cosas están sucediendo —que sólo sería un requisito para los blogs de actualidad— y de la inmediatez de la escritura:


- ‘We bloggers have scant opportunity to collect our thoughts, to wait until events have settled and a clear pattern emerges. We blog now —as news reaches us, as facts emerge’.


- ‘But a blog is not so much daily writing as hourly writing’.


- ‘No columnist or reporter or novelist will have his minute shifts or constant small contradictions exposed as mercilessly as a blogger’s are’.


- ‘For bloggers, the deadline is always now. Blogging is therefore to writing what extreme sports are to athletics: more free-form, more accident-prone, less formal, more alive. It is, in many ways, writing out loud’.


Y luego un par más sobre el blog como broadcasting, conversación y laboratorio de construcción colectiva de puntos de vista:


- ‘The key to understanding a blog is to realize that it’s a broadcast, not a publication. If it stops moving, it dies. If it stops paddling, it sinks’.


- ‘He [el blogger] is—more than any writer of the past —a node among other nodes, connected but unfinished without the links and the comments and the track-backs that make the blogosphere, at its best, a conversation, rather than a production’.


- ‘Some e-mailers, unsurprisingly, know more about a subject than the blogger does. They will send links, stories, and facts, challenging the blogger’s view of the world, sometimes outright refuting it, but more frequently adding context and nuance and complexity to an idea. The role of a blogger is not to defend against this but to embrace it. He is similar in this way to the host of a dinner party. He can provoke discussion or take a position, even passionately, but he also must create an atmosphere in which others want to participate. That atmosphere will inevitably be formed by the blogger’s personality’.


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Más agudas que las de Sullivan me parecen las opiniones de Alejandro Peláez con respecto a la popularización de los blogs en Colombia. Peláez se refirió al tema en su artículo “La lección del bloguetariado nacional”, publicado en la edición de julio de 2008 de la revista El malpensante.




Con respecto a la torpe reacción de los medios tradicionales frente a la popularización de los blogs dice:


- ‘Frente a la amenaza de los amateurs, la industria respondió dando un salto adelante y copiando la estrategia de los medios extranjeros. Se abrieron espacios de participación para los lectores: foros virtuales, columnas del lector, blogs, comunidades y mucho “contenido generado por los usuarios”. Si no puedes con ellos, lo mejor es cooptarlos, pensaron.


El asunto es que la amenaza bloguera en Colombia nunca pasó de ser una escaramuza aislada. Los maoístas digitales empezaron con fuerza, uno, dos, tres vietnams. Al cuarto se dieron cuenta de que para conseguir lectores no bastaba con regalar el contenido y quejarse del sistema. Ni siquiera bastaba escribir bien, tener buenas noticias o ser una alternativa frente a los grandes medios. Se necesitaba aplicar técnicas de ventas multinivel o recurrir a prácticas clientelistas para ganar audiencia. Mercantilismo puro y duro’.


Con respecto a la conformación de la audiencia de un blog anota:


- ‘Un gueto de lectores y su red clientelista no pasa de los veinte miembros y representa un porcentaje cercano al treinta por ciento del tráfico que recibe un blog. El resto de los lectores llega despistado después de una pregunta al oráculo de Google. En el blog que mantengo, varios lectores han llegado después de teclear frases como: “nombres afroamericanos de niñas”, “coloquialismos chilenos del 1850” o “¿cuántos taxis tiene Uldarico Peña?”. Ninguno encontró lo que buscaba y siempre vuelven los mismos cuatro comentaristas que ya son amigos de la casa’.


Peláez también aprovecha para explicar de una manera sencillísima por qué los blogs no son en sentido estricto una competencia para los medios tradicionales y, por lo tanto, no van a acabar con ellos:


- ‘Para respiro de los periodistas con sueldo, los blogs no son más (ni menos) que tertuliaderos virtuales para personas con gustos parecidos, y no el fenómeno revolucionario de masas que predicaban los gurúes. De hecho, lo mejor de los blogs está en las discusiones, chismes y peleas que ocupan el segundo plano. He visto discusiones entre gramáticos lunáticos, decanos de economía y matemáticos con postdoctorado que superan de lejos cualquiera de los debates programados por los medios tradicionales. También he participado en apaleadas verbales contra profesores universitarios más entretenidas que cualquier reality (…)’


Y, finalmente, Peláez da una clave para entender por qué, a diferencia de los blogs, en Colombia los medios tradicionales no han conseguido rentabilizar los espacios de participación propuestos en los foros y en las secciones de comentarios:


- ‘Cuando los blogueros trasladaron sus operaciones a pequeños gulags en los márgenes de la red, los medios tradicionales abrieron sus puertas a la horda dorada. “Su comentario es importante, participe, comente, opine”. Temujin87, OdOaKro y otros lectores siguieron las instrucciones y llenaron los espacios con sus comentarios pasados de tono. Resultó que la mayoría de los usuarios dispuestos a generar contenido eran muy diferentes de los asépticos ancianos que escriben para las secciones de “Cartas del Lector”.


El ecosistema de los comentaristas virtuales está modelado por la forma en la que son tratados. En los blogs, el dueño atiende a su clientela personalmente y le conversa. En las secciones de comentarios de los grandes medios el dueño nunca aparece y a los visitantes no les queda más que gritar para ser oídos. Los blogs son cafetines amigables y los foros virtuales un gran Disneylandia del insulto.


¿Por qué? Porque en los blogs se atiende y corteja al lector, mientras que en las secciones de comentarios de los grandes medios nadie les pone atención. La falta de atención al lector incentiva el comportamiento antisocial, convierte los foros en alcantarillas y a los lectores en hooligans.


El salto hacia adelante de los medios tradicionales fue un salto al vacío. No captaron que la gente participa para que la escuchen y, sobre todo, le contesten. Un blog o una sección de comentarios donde el autor principal no es capaz de internarse en la discusión no tiene sentido. Tampoco lo tiene la creación exponencial de contenidos de quinta y sin control editorial bajo el mantra idiota de la participación del usuario. La lección de los blogs no está en su carácter subversivo ni en la “frescura” de su estilo, la lección básica está en tratar bien al que lo visita y se toma el trabajo de escribir tres líneas para comentar. Esa lección no la han aprendido todavía los medios colombianos que tienen vitrina en Internet’.


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Mi experiencia como blogger no habría podido ser mejor: escribo sobre lo que me gusta, me divierto haciéndolo, le dedico mínimo una hora al día a hacerlo, las épocas en las que no he encontrado con facilidad temas sobre los que escribir han sido varias pero cortas, de vez en cuando recibo algún feedback de los veinte lectores asiduos de [ el ojo fisgón ] y tengo tres o cuatro buenos amigos de blog.


No obstante, no soy un entusiasta acrítico de los blogs ni un activista de la blogósfera. No me atrevería a decir que los blogs son esa revolución desde abajo de la que se habla —de hecho, varios de los blogs que más me gustan son hechos por veteranos profesionales del campo al que pertenece el tema sobre el que escriben—. Y cuando alguien me dice que va a abrir un blog para promocionar los servicios de su empresa o simplemente para escribir sobre aquellas ideas que se le vienen a la cabeza pero a las que no les puede dedicar mucho tiempo, muchas veces me lleno de desesperanza porque muy rápidamente me doy cuenta de que está echándole a una simple herramienta una responsabilidad que no es sino suya y de que abandonará su blog una vez se haya dado cuenta de que el impacto de las tres primeras entradas —a cada una de las cuales les habrá dedicado cuatro borradores equivalentes a 13 horas de trabajo— no habrá satisfecho las expectativas salvadoras que había puesto en ellas.


No es que abras un blog y el sábado siguiente mientras desayunas con tu familia te des cuenta de que te has convertido en una celebridad y luego, como si esto no fuera suficiente, de repente tus negocios empiecen a ir estupendamente.


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Bloguear o no bloguear: sí, sólo si evitarlo es imposible.

martes, 11 de noviembre de 2008

talento brasil, una mirada desde madrid


‘¿Por qué llevamos tanto tiempo dándole la espalda a Brasil?’


Ésta es la pregunta que me hago una y otra vez desde que estaba en la universidad y fui consciente de que en Colombia ese país es un vecino al que no se voltea a mirar ni se le escucha. Una presencia ignorada.


Dado que salvo Ecuador y Chile todos los países de Suramérica tienen frontera con Brasil, vale la pena preguntarse qué relación han establecido, por ejemplo, Venezuela, Argentina o Bolivia con ese vecino común. Es cierto que existe entre nosotros una barrera lingüística pero también lo es que ésta está lejos de ser insalvable. Y que tenemos miles de semejanzas culturales.


Nuestro lugar común es que Brasil es fútbol, carnaval, The Girl from Ipanema y playa. Y punto. Creo que durante los casi cuatro años que he estado en Barcelona he aprendido más de Brasil que a lo largo de los 26 que viví en Colombia —donde se habla del país vecino más que todo cuando hay campeonatos de fútbol porque pese a los altibajos en ese campo Brasil siempre es un competidor mayor—. En este tiempo he tenido la oportunidad de hacer amigos de ciudades tan distantes y distintas como Curitiba, Recife, Río de Janeiro o Sao Paulo, lo cual me ha permitido descubrir que Brasil es fútbol, carnaval, playa y muchas cosas más. Es un país enorme desde el punto de vista no sólo territorial sino también de la diversidad.


Hasta hace un tiempo mi único contacto con Brasil habían sido unos cuantos partidos de fútbol que había visto en la tele, dos telenovelas no aptas para menores que vi a los seis o siete años, el sonsonete y el vídeo de la Lambada y, últimamente, un par de libros de Rubem Fonseca y una carpeta de canciones en mp3 de Gilberto Gil, Tom Jobim, Elis Regina, Caetano Veloso, Chico Buarque y João, Astrud y Bebel Gilberto. Gracias a mis amigas brasileras he conocido la feijoada, el brigadeiro, la cachaza y otras delicias cuyos nombres se me escapan.


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Hoy en el Círculo de Bellas Artes de Madrid empieza Talento Brasil, una excelente oportunidad para acercarse a la cultura de ese país. Quienes estén interesados en asistir o en seguir lo que suceda en este evento pueden consultar la programación aquí.


Mañana a miércoles a las 19.00 conversaré en Talento Brasil con el escritor Ruy Castro sobre la manera como las redes que se crean en el contexto de la Web 2.0 son un espacio que contribuye a dar visibilidad en todo el mundo y a un coste bajísimo a lo que se está haciendo en campos como la música, la literatura y las artes gráficas —lo cual cada vez es menos un monopolio de los países hegemónicos y del circuito del mainstream—.

lunes, 10 de noviembre de 2008

donde pongo el ojo... [ 57 ]



Lecturas en curso


Río de Janeiro. Carnaval de fuego, de Ruy Castro

Herce editores

Madrid, 2008


Mi recomendado de la semana


El periodismo canalla y otros artículos, de Tom Wolfe

Ediciones B

Barcelona, 2001


Mis libros favoritos


Leviatán, de Paul Auster

Anagrama

Barcelona, 2001


Me llama la atención


Sobre el agua, de Guy de Maupassant

Marbot ediciones

Barcelona, 2008